La puerta marítima y la cetárea romana del castro de Alobre serán musealizadas
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AROUSA
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El Concello de Vilagarcía y Mercadona negocian la fórmula para incorporarlas al área arqueológica del yacimiento, de acuerdo con los criterios de Patrimonio
27 feb 2024 . Actualizado a las 07:34 h.«Nin o goberno nin a cidadanía de Vilagarcía entenderían que se apostase por unha medida que non permitise gozar e admirar o patrimonio local». Esta es la opinión que ayer formuló el alcalde de la ciudad, el socialista Alberto Varela, con respecto a los dos descubrimientos que acaban de salir a la luz al hilo de las obras de construcción del nuevo supermercado de Mercadona, en la avenida Valle-Inclán. Las prospecciones llevadas a cabo por la firma A Citania Arqueoloxía han desenterrado dos importantísimos elementos, en una zona que se daba por arrasada sin demasiados miramientos hace más de cien años, cuando la construcción de la carretera litoral a Vilaxoán y las ampliaciones escalonadas que experimentó el puerto modificaron radicalmente esta zona de la capital arousana: una cetárea de época romana y la puerta que daba acceso al castro de Alobre desde el mar.
La apuesta de Ravella pasa por mantener los restos al descubierto para su incorporación al patrimonio local y su disfrute por parte de la ciudadanía. Algo así implica la continuidad de las excavaciones y la consolidación y musealización de ambos hallazgos. El gobierno local, subraya el regidor, ha mantenido ya varias reuniones con los responsables de Mercadona para garantizar que este sea el resultado del proceso. Ya en el momento en el que la cetárea salió a la luz, el Concello y la cadena de Juan Roig hablaron de la posibilidad de firmar un convenio sobre su puesta en valor. Ravella entiende, ahora, que el acuerdo debe extenderse a la puerta del mar.
La cadena valenciana apunta en el mismo sentido. Mercadona confirma el desarrollo de las conversaciones para encontrar una solución de forma conjunta, «la mejor fórmula para poner en valor los hallazgos». Su postura, subrayan fuentes de la empresa, es la misma que mantiene desde que las prospecciones de A Citania revelaron la existencia de la cetárea y el acceso marítimo: «Ceder el terreno donde se encuentran los restos arqueológicos al Concello de Vilagarcía». Comparte, además, «la necesidad de que los importantes hallazgos queden al descubierto».
El hecho de que tanto la puerta como la cetárea se encuentren en el extremo sur de la parcela adquirida por la firma valenciana facilita su integración en el jardín botánico Enrique Valdés Bermejo, con el que linda la propiedad. Lo que ambas partes rechazan es la alternativa a esta musealización, que pasaría por que los restos fuesen documentados y enterrados de nuevo, a la espera de tiempos mejores. «É necesario deixalos ao descuberto e musealizalos para que Vilagarcía poida seguir coñecendo máis sobre as súas orixes e a forma de vida dos seus primeiros poboadores», insiste el equipo de Varela Paz, que ve en ambos descubrimientos una oportunidad magnífica para «dar continuidade ao xacemento do castro de Alobre, permitindo unha maior comprensión da importancia que para os seus habitantes tiña o comercio e a explotación dos recursos do mar».
La zona, que se sitúa más allá del área en el que se está construyendo el supermercado, ha sido perimetrada por Mercadona para evitar que sufra daños. Su conservación, por lo tanto, no interfiere con el desarrollo de las obras. Algo importante a la hora de que la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural dé su visto bueno al acuerdo para la puesta en valor de la cetárea y la puerta marítima. Es el departamento autonómico el que tiene en sus manos la última decisión sobre el procedimiento a seguir con estos restos, que afianzan la visión de un castro de vocación comercial, nudo entre las culturas mediterránea y atlántica, y un largo período de ocupación, entre los siglos IV a. C. y IV d. C.
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Un área mayor. La musealización de la cetárea y la puerta del mar ampliará el trabajo que la Diputación de Pontevedra llevó a cabo para la puesta en valor del castro de Alobre. Ambos descubrimientos demuestran que las aguas de la ría de Arousa bañaban la parte más exterior del antiguo poblado, que ocuparía una mayor extensión de la que le confería la recreación que en su momento se hizo del asentamiento.