Sirenas, vikingos y otros navegantes que pusieron a Galicia en el centro del mar

AROUSA

La historiadora Maribel Iglesias imparte hoy una conferencia sobre la ría como vector de comercio e intercambio cultural
03 jul 2024 . Actualizado a las 09:02 h.Si anoche, durante la primera ponencia de la Semana Cultural O noso mar, la astrofísica Ana Ulla hizo que los oyentes dirigiesen sus ojos al cielo, hoy la doctora en Historia del Arte por la USC, Maribel Iglesias, conseguirá que miren con detenimiento hacia la ría. El de Arousa es un mar que, como todos los mares, está cruzado de mitos, sembrado de historias. Como la de los Mariño. «Un home desa familia atopou cunha serea. Namoraron e tiveron un fillo». Ese linaje se extendió por toda la ría, dejando su huella en los escudos y blasones de muchas casas nobles, en los que emergen las sirenas. «En Fefiñáns hai moitas sereas», explica Iglesias, quien explica que estos seres míticos, que en la Odisea atraían a los barcos hacía las rocas para causarles la desgracia y la muerte a sus ocupantes, en Arousa sin embargo suelen aparecer retratadas como «salvadoras de náufragos».
Maribel Iglesias leerá un fragmento de la historia de Ulises al público para atrapar su atención. Y luego, tras navegar por el mundo de las leyendas de la mano de los Mariño y su misterioso linaje, la profesora cambiará el rumbo para hablar de los muchos pueblos que, cruzando los mares, llegaban hasta las tierras de O Salnés. «Xa o dixo Staffan Mörling, Galicia nunca foi a fin do mundo, Galicia é o centro do mar», señaló. Y parece que siempre lo ha sido. Ya hay indicios de visitantes que llegaron por mar en el 1.500 antes de Cristo. Y luego vinieron «fenicios, gregos, romanos, viquingos dende o Norte, musulmáns dende o Sur... Ata aquí chegaron pobos de todos os lados», explica Iglesias, quien explica por qué Arousa tuvo tanto éxito. «Era unha ría navegable, cun val amplo e que se metía moito no interior de Galicia», recalca la profesora. Así que «por aquí andou probablemente Almanzor, camiño de Santiago, de onde levou as campás da catedral a lombos dos cristiáns». Y por aquí anduvieron también corsarios, turcos y muchos otros pueblos. «Moitos viñan comerciar, traían telas de Londres, sal de Bretaña...». De hecho, hay un documento que habla de una venta de telas de Londres que realizó el abuelo del fundador del Pazo de Fefiñáns a unos comerciantes de Castilla. A cambio, recibió 3.000 reales de plata, «así que debía de ser un comerciante bastante importante», concluye Maribel Iglesias.