Arousanos en la zona cero de la dana en Valencia: «La impresión es como de estar ante la tercera Guerra Mundial»
AROUSA
Miembros de los servicios de emergencias de Vilagarcía y Cambados y bomberos del Consorcio de Pontevedra sobre el terreno describen un panorama desolado. Hablan de la crispación inicial que sintieron al llegar, tornada pronto en afecto de los vecinos del epicentro de la tragedia, y de la cantidad de medios que se han sumado en pocos días
07 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La desoladora sensación de absoluta soledad de los vecinos golpeados por la dana que hace una semana devastó buena parte de la provincia de Valencia comienza a amortiguarse con el paso de los días ante la llegada de una legión de voluntarios dispuestos a ayudarles a empezar a recuperar sus vidas. Voluntarios de a pie, pero también integrantes de cuerpos especializados en todo tipo de urgencias, indispensables en esta primera fase, sin duda la más dura por cuanto incluye asumir la pérdida definitiva de viviendas y objetos personales sin tasación económica posible. En este último grupo de bienvenidos compañeros de esfuerzos de los damnificados se encuentran una docena de profesionales de los servicios de emergencias y bomberos de O Salnés. Y su percepción al llegar, como la de cuantos están acudiendo a la zona 0 de la, posiblemente, dana más brutal de la historia de Levante, es la misma: «La impresión es como de estar ante la tercera Guerra Mundial».
La frase es de David Vez Gómez, integrante del grupo de cuatro efectivos del Servizo de Emerxencias de Cambados que el lunes llegaron a Alfafar adelantándose unas horas al contingente coordinado por la Xunta de Galicia tras hablar y ponerse a disposición del alcalde de una de las localidades más golpeadas por la dana hace ocho días. Con ellos llevaron dos toneladas de comida junto a ropa, además de bombas de achique, generadores y material de primera intervención con los que llevan trabajando desde el mismo lunes en los tres municipios más destrozados, los de Paiporta, Catarroja y la mencionada Alfafar. Achicando garajes para comprobar, afortunadamente hasta ahora, que no había ningún fallecido en ellos. También trasladando hasta su mutua en una localidad vecina a una mujer que, incomprensiblemente, llevaba desde el día del gran drama con un hombro roto.
«Estamos un poco acostumbrados a trabajar en emergencias, pero a este nivel nadie está acostumbrado en España», declara David, que se siente «como en otro país; ves todo roto. Es un desastre».
Casi cuatro días antes, el viernes, llegaban al mismo punto los tres integrantes del Servizo de Emerxencias de Vilagarcía y otros tantos de la agrupación de voluntarios de Protección Civil de la capital arousana. En su caso, coordinados con la Asociación Nacional de Protección Civil. Asignados al puesto de mando de Sedaví, los seis vilagarcianos exprimieron la capacidad de las siete bombas de achique con las que se desplazaron para retirar 360.000 litros de agua a la hora. Extraer el líquido de los garajes y comprobar que no había ningún cuerpo en ellos fue su principal cometido. El primer día, en Paiporta. Los dos siguientes, en Sedaví y Alfafar. «Aquilo parecía unha guerra. Estaba todo esnaquizado: coches apilados, escombros... Un panorama desolador», cuenta Francisco Busto, jefe del Servizo de Emerxencias de Vilagarcía.
El lunes llegó también a tierras de Valencia el primer turno de voluntarios del Consorcio de Bombeiros de Pontevedra bajo coordinación de la Xunta de Galicia, con dos profesionales del parque de Vilagarcía, uno del de Ribadumia y otros tantos de los de O Porriño y Cangas. Hospedados en Puig, el martes trabajaron en Alfafar y ayer en Catarroja junto a bomberos del Concello de A Coruña achicando bajos y abriendo viviendas para comprobar que no había nadie dentro en un «unha zona que vai levar moito tempo recuperar, moito, moito tempo». También, añade Alberto Castro, bombero del parque de Vilagarcía, «botando nos colectores as pertenzas inservibles que os veciños van tirando á rúa».
«Non é necesario máis persoal»
Este último empieza de hecho a ser el trabajo que más manos necesita. Francisco Busto, de Emerxencias Vilagarcía, señala que cuando el lunes se volvió con sus cinco compañeros de regreso de Valencia «case todos os garaxes estaban baleirados de auga, quedaban principalmente os dos centros comerciais. Cando volvemos xa non era tan necesarias as máquinas de achique como maquinaria para a retirada de coches e de enseres». De ahí que, poniendo por delante que «se é preciso volver, volveremos», Busto apunta que «pola información que temos neste momento non é necesario que vaia máis persoal do que xa hai». Entre otras cuestiones, porque «os albergues e pavillóns nos que se hospedan os voluntarios e os profesionais de emerxencias están saturados».
Crispación inicial de los vecinos, tornada casi de inmediato en agradecimiento hacia quienes fueron a ayudarles
«O día que chegamos —el pasado viernes, solo tres después de la dana— había bastante crispación. Esa é a sensación que tivemos en Paiporta», cuenta Francisco Busto al tiempo que lo ve como «algo normal», mostrando su absoluta comprensión con los vecinos de uno de los municipios más golpeados por la brutalidad del agua desbocada el 29 de octubre en la provincia de Valencia. Todavía el lunes, los bomberos del Consorcio de Pontevedra tuvieron que escuchar de algún vecino que «‘Había que venir antes, los medios que teníamos no llegaban'», relata Alberto Castro, que como sus compañeros, explicaron a quienes se lo decían que «iso dependía da Comunidade Autónoma de Valencia, ata que non nos deu permiso —a ellos y a cualquier cuerpo de fuera de Valencia—, non podiamos acudir».
Con todo, los profesionales arousanos desplazados desde Vilagarcía y Cambados coinciden en resaltar el «grande afecto» que recibieron y reciben de todos los vecinos de la zona 0 y la gratitud mostrada cuando sabían que venían desde Galicia, hasta el punto de «ofrecernos o que non tiñan».
«Agora a cantidade de medios civís, policiais e do Exército é unha barbaridade»
Los miembros del Servizo de Emerxencias de Cambados desplazados a la zona 0 de la dana viajaron con cuatro policías locales de Cambados, Vilanova, Sanxenxo y A Coruña. En el grupo, Gil Oubiña, agente enviado por el Concello cambadés en respuesta a la petición de ayuda del Ayuntamiento de Alfafar y, también, voluntario de Protección Civil.
«Polo día fago labores de calquera voluntario: achique, traslados, regulación de tráfico... E pola noite labor policial patrullando os catro xuntos», indica Oubiña, que frente a la sensación de soledad de sus compañeros de Paiporta en los primeros días contrapone la situación actual: «É unha barbaridade. Hai policías, bombeiros e Protección Civil de calquera concello de España que puidese enviar medios e o despregue e o saber facer do Exército. Trabállase a destajo e a medida que pasan os días nótase melloría».