Destellos fellinianos a lo «Amarcord» en la renovación del acceso al barrio de Trabanca-Sardiñeira

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Varela se fajó con oficio en la visita a las obras financiadas por la Diputación, entre vecinos que no dudaron en bajar a la calle, incluso en bata, para valorar su resultado

05 dic 2024 . Actualizado a las 11:10 h.

Para asistir al estreno del renovado acceso a Trabanca-Sardiñeira, que el Concello de Vilagarcía y la Diputación de Pontevedra abordaron ayer, el alcalde de la ciudad, Alberto Varela, tuvo que desempolvar el traje clásico de la política local de toda la vida. Bajar a la arena, atender las razones de los vecinos, convencerlos de las bondades de lo que se ha hecho, despejar sus dudas y comprometer la mejora de algunos detalles. Vender bien, en definitiva, una actuación ejecutada con 160.000 euros procedentes de fondos provinciales que le ha dado la vuelta a una zona tradicionalmente abandonada del municipio, convirtiendo una especie de frontera azul hacia otro mundo en una transición amable, que despeja la vista y salva un tremendo desnivel, por mucho que algunos de sus habitantes no lo viesen del todo claro.

Al regidor, que acudió acompañado de un buen número de integrantes de su equipo, le aguardaban a pie de obra un puñado de vecinos, algunos en pijama y bata, que no dudaron en hacer partícipes a los munícipes de su valoración de los resultados. Una señora, por ejemplo, descendió varios escalones en compañía del alcalde para hacerle ver que uno de los pasos entre las escaleras, configuradas por cómodos peldaños, de escasa altura, era demasiado estrecho. Varela tiró de oficio para cogerle el brazo de ganchete y atravesar ambos el pasaje en cuestión, demostrando que en él hay sitio de sobra. Al fin y al cabo, extrañamente será cruzado por cuatro personas en paralelo.

MARTINA MISER

La higuera que se ha conservado en medio de la estructura escalonada dio que hablar. A alguien le pareció que tendría que haber sido talada, antes de conocer que, en realidad, son los vecinos de Trabanca quienes la han salvado, al votar a favor de que permaneciese en su sitio. A todos se les explicó que la vegetación crecerá para afirmar las balconadas y el terraplén que se abre en el lateral de la formación. También que el acero cortén en el que se han construido las barandillas manchará solo unos días, para a continuación mantenerse firme. Al buen final de la visita contribuyó el diputado provincial Javier Tourís, que calificó la intervención de «obra importante» en busca de un «cambio sustancial» mientras un aire entrañable, con aroma a Amarcord, el genial filme seudiobiográfico de Fellini, se apropiaba de la escena.