Lo sorprenden tirando latas de cerveza por la ventanilla del coche en Vilagarcía y triplica la tasa de alcoholemia

Serxio González Souto
S. González VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Martina Miser

Otra conductora se internó con su vehículo por la acera del parque Miguel Hernández, sopló mal a propósito y trató de vacilar a los agentes

26 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Decididamente, las noches del fin de semana están muy lejos de ser un remanso de paz al volante en Vilagarcía. Si a mediados de mes la Policía Local había contabilizado a cuatro conductores que superaban el miligramo de alcohol por litro de aire espirado, cuando el límite se sitúa de momento en 0,25, los agentes sorprendieron el sábado a otras dos personas mientras guiaban sus automóviles bajo los efectos de una notable ingesta etílica. Ninguno alcanzó el nivel de aquellos cuatro, pero sí rebasaron los 0,60 miligramos de alcohol a partir de los cuales la conducción se considera delito. Uno de ellos trató de escurrir el bulto de forma llamativa, ya que comenzó a arrojar latas de cerveza por la ventanilla de su vehículo en cuanto se percató de la presencia de un cocho patrulla. No sirvió de nada.

Fue otro conductor, que circulaba tras el turismo del infractor, quien alertó a la policía de que el sujeto se estaba desprendiendo de las latas por el expeditivo método de lanzarlas a la calle sin contemplaciones. Conocedores de su reacción, los agentes le dieron el alto y lo sometieron al test de alcoholemia, cuyo resultado fue más que positivo: 0,8 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, que multiplicaban por tres la tasa legal de 0,25 y se quedaban cortos. Un segundo individuo también fue denunciado el fin de semana por superar la barrera de la conducción delictiva por haber ingerido alcohol. Otro más lo hacía bajo el influjo de sustancias psicotrópicas.

Vacilando y por la acera

El balance de la Policía Local incorpora un tercer caso que entra por derecho propio en la categoría del consumo de bebida al volante, aunque en su caso los funcionarios no pudieron llevar a cabo la prueba. Su protagonista fue una mujer de mediana edad, que había abandonado el párking de la antigua explanada TIR a los mandos de un automóvil. En lugar de incorporarse a la avenida Rivero de Aguilar, la que discurre entre el complejo lúdico y el auditorio, la conductora se internó en la acera que circunda el parque Miguel Hernández y continuó circulando por ella.

Como quiera que lo hizo ante la atónita mirada de los agentes, es fácil comprender que su camino no durase demasiado. Pero cuando los policías trataron de que soplase en el test, la conductora lo hizo mal a propósito y trató de tomarles el pelo. Como resultado de su reacción, fue denunciada por negativa a someterse a la prueba, en concurso con un delito de circular bajo el influjo de bebidas alcohólicas.

El parte policial incluye, por último, el caso de un joven sorprendido a unos metros de su vivienda con el carné retirado.