
En Vilagarcía, la ciudad más british, se puede estudiar inglés al ritmo que desee el alumno
11 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Servidor era de francés. Ser de francés es tan antiguo como emplear el término servidor para referirse a uno mismo. Ser de francés quiere decir que eres, por lo menos, sexagenario, que siendo niño y adolescente estudiaste francés durante el Bachillerato y que, normalmente, no tienes ni idea de inglés más allá de love, yes y obladí obladá. Pero somos de francés porque no nos quedó otro remedio. En nuestros colegios no se impartía otro idioma y no crean que eso sucedía en las regiones menos desarrolladas de España. Mi mujer estudió el Bachillerato en las carmelitas de Mollerussa (Lleida) y tampoco podía escoger inglés, solo francés, asignatura que impartía un señor bajito y simpático que trabajaba como administrativo en el Canal de Urgell. Porque esa es otra, no solo aprendíamos francés sí o sí, sino que los profesores no eran licenciados, sino señores respetables que sabían algo de la lengua de Molière.
Cuando cambié de colegio para estudiar el Bachillerato Superior en la Universidad Laboral de Zamora, me encontré con dos novedades: allí sí se impartía la asignatura de inglés y había chicas en clase. Bien es verdad que inglés lo estudiaban cuatro y en clase solo había dos alumnas. El resto, hombres y de francés. No hace falta recordarles cómo cambiaron las tornas en unos pocos años: el francés se convirtió en una asignatura minoritaria y los niños y adolescentes de España empezaron a aprender inglés como si no hubiera otra lengua en el mundo. Servidor y los de francés nos quedamos fuera de juego y moriremos con la gran frustración de no haber aprendido inglés y de sentirnos ridículos cada vez que, en un concierto, el cantante dice algo en inglés y nosotros, sin entender nada, nos fijamos en el resto del público y sonreímos exageradamente si la gente sonríe o extremamos nuestro gesto circunspecto si en la sala predomina la seriedad.
Cuando, ya en Vilagarcía, la alumna del administrativo del Canal de Urgell y un servidor tuvimos un hijo, en cuanto empezó a hablar con cierto sentido, lo matriculamos en unas clases de inglés con Hellen, una profesora nativa casada con un compañero del instituto y culpable de que mi hijo hable hoy un inglés con un acento tan british que podría pasar por un marino de la armada inglesa jugando al póker en el Club de Regatas. Lo sorprendente es que mi hijo, hablando inglés con acento de Bristol, sin embargo, suspendía esa asignatura en el instituto. Y es que una cosa es hablar inglés y otra muy distinta dominar la gramática y la lengua inglesa. Y aquí llegamos al quid de la cuestión. Resulta que el 98,2 % de los alumnos españoles estudia inglés como primera lengua. Es más, España está entre los países con más carga horaria de inglés: 100 horas lectivas anuales en Primaria y 125 horas en Secundaria. A pesar de ello, según una encuesta reciente del Instituto Nacional de Estadística, el 77% de los españoles afirma no hablar nada de inglés y España ocupa el puesto 36 entre 113 países en el ránking mundial Education First Proficiency Index (EF EPI) de 2023 y el puesto 26 de 35 países en Europa.
Pero si cruzamos la frontera, todo cambia porque Portugal está en el top 10 mundial de países donde se domina el inglés. Influye que allí se doblan menos las películas y que su sistema vocálico es más complejo que el español, lo que facilita que distingan los sonidos del inglés, que también tiene un sistema vocálico amplio.
En el ránking EF EPI referido a las regiones españolas, Galicia es la comunidad donde hay más nivel de inglés. Quizás tenga que ver que el sistema vocálico del gallego es semejante al del portugués con siete vocales tónicas principales y un vocalismo nasal que en zonas como Os Ancares eleva a 12 las vocales, como en Portugal. Pero más allá de Galicia, el inglés sigue siendo una asignatura pendiente en un país donde, según un trabajo de Educaweb, tres de cada cuatro españoles no hablan nada de inglés y solo uno de cada tres jóvenes se expresan bien en esta lengua. Es el resultado de un sistema educativo que prioriza el aprendizaje de la gramática y la memorización sobre la práctica comunicativa real.
Los españoles no hablamos inglés, pero lo intentamos. Somos el país de la Unión Europea con más búsquedas en Google relacionadas con «recursos para aprender inglés» y qué decir de las numerosas academias de inglés, que han convertido en un negocio muy floreciente el aprendizaje de este idioma. En España, no hay barrio sin farmacia, multitienda ni academia de inglés. Pero no lo hablamos o no lo hablamos bien. Nos falta soltura, conversación, fluidez… Hay diferencias fonéticas, problemas de pronunciación, factores educativos y culturales como el miedo al ridículo.
Pero también hay iniciativas como la de la Escola Oficial de Idiomas de Vilagarcía, que ha programado una serie de cursos para desempolvar el inglés. Por 1.5 euros la hora, se puede perfeccionar el inglés al ritmo que desee el alumno, reforzando su expresión oral, trabajando una temática concreta. a su propio ritmo… En fin, una manera fácil, práctica y sin exámenes de hablar inglés y ponernos, cuando menos, a la altura de Portugal.