Diálogo íntimo entre arte y territorio

Leticia Castro O GROVE / LA VOZ

AROUSA

Leticia Castro

La artista compostelana Carlota Pereiro inauguró su muestra más especial en la isla de A Toxa

21 jun 2025 . Actualizado a las 15:59 h.

Carlota Pereiro (Santiago 1.988), se siente en A Toxa como en casa. La isla es el lugar al que tiene ligados los veranos de su infancia. Por eso, exponer su obra plástica en este lugar adquiere una connotación especial. La artista gallega, afincada en Madrid, inauguró ayer su muestra más íntima en el Eurostars Gran Hotel La Toja: Ninaldea, ninavós, un bosque de esculturas metálicas que lucen en los jardines del emblemático establecimiento hotelero y que plasma lo que para ella es la esencia de ese territorio. 

Estamos ante una oda a las collareiras, a las gaviotas, a las comilonas interminables que reúnen a multitud de personas ante el mantel. Un homenaje al arraigo, a la calma, que no deja indiferente por su abstracción y su colorido, dos cuestiones siempre presentes en la extensa obra de esta artista, diseñadora, ilustradora, que lleva la creatividad en las venas desde niña. «De pequeña, jugaba muchas veces en el hórreo que hay cerca de mi casa, en Santiago, con una de mis amigas. Allí jugábamos a tener una tienda de arte, yo pintaba y ella vendía», cuenta Carlota.

Pereiro estudió ADE, pero enseguida se decantó por hacer un máster en Diseño y descubrió que aquella era la profesión de la que quería vivir. «No veo qué otra cosa hacer en mi vida, es algo que me viene innato», relata ante las obras que ha creado en colaboración con el herrero toledano Carlos Corrales, hechas exprofeso para este singular lugar en el que lucen desde ayer.

El nombre de la exposición, Ninaldea, ninavós, emergió de manera natural: «Hay dos cosas que son muy de aquí, de Galicia, tener aldea y tener mucha relación con los abuelos, de crianza, y yo nunca tuve aldea y a mis abuelos no los conocí, a las abuelas sí, pero no tuve esa conexión tan fuerte». Ese arraigo, sí lo tuvo con O Grove y con A Toxa, dos lugares a los que Carlota ha ligado sus veranos y hacia los que tiene un sentimiento de pertenencia y que le resultan sinónimo de hogar. 

La exposición permanecerá instalada en los jardines del Gran Hotel grovense hasta el próximo 5 de octubre, y estará abierta al público en horario de once de la mañana a ocho de la tarde. Con ella, la titular del establecimiento arranca la iniciativa del bosque de esculturas al que pretende dar continuidad todos los años, en una apuesta por la cultura, y que en el caso de Pereiro simboliza a la perfección el diálogo entre arte y territorio.