
Los Toreros Muertos cumplieron con creces en su bolo en A Xunqueira, con un Pablo Carbonell extraordinario
20 ago 2025 . Actualizado a las 20:28 h.Dio la impresión de que Pablo Carbonell se lo pasó bien, o muy bien, en el concierto de Los Toreros Muertos del martes por la noche en el parque vilagarciano de A Xunqueira. Lo suficientemente bien como para, en un determinado momento, decirle a sus compañeros de banda que cambiaba el orden de temas porque le apetecía cantar Twist'as Locas. Y la cantó. Y la cantó bien, o eso pareció porque sigue teniendo mejor voz de lo que la gente puede creer. En realidad, Los Toreros Muertos son un mejor grupo, y suenan bastante mejor, de lo que la gente puede creer. Y así lo demostraron. Tienen un espectáculo muy bien medido, con todo relativamente bajo control. O al menos con todo lo controlado que puede estar cuando tienes a un tipo como Pablo Carbonell al lado.
Cada tres o cuatro temas, aparecía uno de esos grandes clásicos de los que todo el mundo se sabe la letra: Yo no me llamo Javier, Manolito, falangista... ni siquiera se dejan Mi agüita amarilla para los bises. Ahí el protagonismo fue para El vals de los balseros, uno de los temas de su último álbum, 100.000 copias vendidas en una semana. De ese trabajo también sonaron Siete Novias Elenas o El fútbol femenino, que necesita tranquilidad, al parecer. Ese tema, es todo un guiño -vamos a dejarlo ahí- al Give Peace a Chance. Reconoció el propio Carbonell que le llevó solo media hora componerlo. En realidad, hay muchos guiños en el concierto: a Bowie, a Pink Floyd, a los Rolling. No se sabía por dónde podía salir la gran banda que estaba sobre el escenario y en la que quedó claro que el batería Chus Herrera es un animal, según cantaron, pero también es ciclista, y estos no salieron muy bien parados en el speech de Carbonell, por cierto. El de La bicicleta estática fue uno de los momentazos del concierto, con un final apoteósico... y estático.
El concierto iba de sorpresa en sorpresa. Con el persona esperando ver qué extraño elemento iba a sacar Carbonell de esa caja de sorpresas que tenía a su vera para hacerlo sonar. Hasta hubo un amago de Follow the leader para pasmo de la gente que estaba en A Xunqueira. Sobre todo para pasmo de los advenedizos, para aquellos que se acercaron a ese concierto como pudieron haberse acercado a ver el de Ainhoa Arteta o irán al de Bustamante seguro. Y esos, al menos la mayoría, también se lo pasaron bien. Los demás, los fans, sí que se lo pasaron muy bien, disfrutando de la música y de unas letras gamberras y que siguen en plena vigencia en su mayoría. Además, afortunadamente, Carbonell no cumplió su amenaza y no tocaron la canción seria. Aunque sus letras cuentan, en muchos casos, cosas más serias de lo que parece.