La elevada afluencia no compensa la caída del consumo en los chiringuitos

Xacobe Lamas REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

El Areoso Beach Club, de A Illa, con una ambiciosa propuesta, es uno de los que mejor verano han firmado
El Areoso Beach Club, de A Illa, con una ambiciosa propuesta, es uno de los que mejor verano han firmado MONICA IRAGO

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29 ago 2025 . Actualizado a las 22:12 h.

Llegando a los últimos compases de agosto, a muchos negocios de temporada les toca hacer balance. Los chiringuitos son el mejor ejemplo. Si uno atiende solamente al cielo o a las muchedumbres que llenaron las playas de O Salnés en estos últimos meses, concluirá que les debe haber ido bien. Pero en el análisis que hacen la mayoría de dueños de estos establecimientos pesa más la cartera de sus clientes que las cantidades. Algunos propietarios ofrecen varias claves maestras como resumen de lo que fue el verano.

Misma afluencia, menos gasto

El balance general es positivo, aunque sin euforia. Las playas han atraído muchos visitantes y los chiringuitos han estado llenos buena parte del verano, sin embargo, eso no ha significado una mayor facturación. Todos coinciden en que el consumo ha sido más contenido. «Se suben as hipotecas, os prezos das cousas, tes que restar dalgún sitio. Pois das vacacións», razonan desde el chiringuito de playa Lavanqueira, en A Illa. «Todo está máis caro, isto repercute na carta, e o cliente gasta menos», reconoce el dueño del chiringuito de playa Portiño, O Grove.

Un calendario más breve de lo previsto, pero intenso

El ajetreo les ha llegado tarde este verano a los hosteleros de a pie de costa. Agosto ha sido frenético, sí, pero el mes de julio fue excesivamente tranquilo hasta bien superado su ecuador. Un fenómeno que, afirman, es ya una tendencia. Algunos confían en que esto se compense en septiembre y que este dé continuidad a la inercia de agosto, como en el chiringuito Papi Karalgo, situado en As Saíñas, Castrelo: «O ano pasado setembro foi máis parecido ao que antes era xullo, e esperamos que este ano sexa similar».

Todos caen ante sus encantos

Grupos pequeños, grupos grandes, bastantes familias, turismo nacional —cada vez españoles de más al sur—, internacional —ingleses y portugueses, sobre todo—, algunos vecinos —cada vez menos—, y no pocos que repiten de otros años. Muchos solo comen, pero otros demuestran ser amantes de las sobremesas pausadas. Esta práctica, no obstante, es menos habitual en los últimos veranos y la caja lo sufre.

El chiringuito se refina

Si han pisado uno de estos establecimientos en los últimos tiempos habrán notado que ya no son lo solían. Que la calidad de los platos y del servicio ha mejorado notablemente para satisfacer a una clientela cada vez más amplia y, en palabras de Rubén García, chef del Areoso Beach Club, «máis esixente».

Este chiringuito, situado en A Illa, frente al islote que le da nombre, es buen ejemplo de esa metamorfosis. Ofrecen no solo comida de mucha categoría —la cual les mereció la inclusión en la Guía Repsol— y carta de cócteles, sino también la experiencia de poder ver cómo se prepara el plato, con una cocina a la vista de la terraza. También ofertan servicio de alquiler de kayaks. Estos factores les permiten hacer un balance más optimista del verano: «O mellor nos cinco anos que levamos», celebra García.

La competencia es vasta y todos buscan diferenciarse. En el chiringuito de Portiño, al igual que en la playa, admiten perros y mascotas. En Papi Karalgo se atreven ya hasta con bodas. Tuvieron una este verano y preparan otra para el siguiente. A ojos de Jose Manuel, su dueño, se puede resumir en que «xa case somos coma restaurantes».