Lucha de sumo entre robots en el instituto de A Illa

La Voz A ILLA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

Martina Miser

El objetivo, que el alumnado «tenga la oportunidad de ver que sus algoritmos cobran vida y se enfrentan en un tapete de competición con un adversario»

04 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El instituto de A Illa está este año de celebración: cumple un cuarto de siglo formando a la rapazada de la localidad. Para celebrarlo, este lunes han querido jugar. Y lo han hecho con un grupo de estudiantes procedentes del instituto Leliadoura (Ribeira), que se acercaron hasta A Illa para recibir una clase de tecnología muy especial. Primero, porque el profesorado que iba a impartir esas sesiones eran estudiantes de cuarto curso del centro anfitrión. Segundo, porque el trabajo que iban a tener que realizar era programar un robot procurando entrenarlo bien: las máquinas iban a practicar lucha sumo y el objetivo, obviamente, era ganar la competición.

Susana Oubiña es una de las profesoras que se encargó de organizar este encuentro. En A Illa, estudiantes de tercer y cuarto curso asumieron la difícil tarea de enseñar. El grupo de más edad se encargaba de impartir las explicaciones, mientras que el resto actuaba como ayudantes y daban apoyo. En ambos casos, llegaban ayer a su cita con el alumnado de Ribeira bien preparados: llevaban semanas poniendo a prueba sus dotes para la enseñanza y descubriendo, en primera persona, que compartir conocimientos es una forma excelente de seguir aprendiendo.

Pusieron todo su empeño en explicar a su audiencia, rapazada de segundo curso, cómo crear y modificar algoritmos para conseguir dotar a los robots que les habían sido asignados de buenas estrategias —unos optaron por prepararlos para el ataque, otros por brindarles excelentes cualidades de defensa— para el campeonato de sumo que iba a celebrarse al final de la sesión. El objetivo, que el alumnado «tenga la oportunidad de ver que sus algoritmos cobran vida y se enfrentan en un tapete de competición con un adversario», explican quienes convocaron tan curioso encuentro.

Sara Oubiña reconocía, al término del mismo, su satisfacción. La rapazada disfrutó de lo lindo de la experiencia y otro tanto se puede decir del profesorado: «El juego, en campos como el de la enseñanza de una materia como Tecnología, da para mucho. Queríamos hacer algo divertido, una actividad en la que disfrutasen y al mismo tiempo que les permitiese ver todo lo que se puede hacer». Y parece que el objetivo se ha cumplido: alrededor de los tatamis, la rapazada animaba a sus robots, conscientes de que en esas pequeñas máquinas había depositado talento humano.