Empresas arousanas a la conquista del mundo

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

monica ferreiros

La nuestra es una comarca exportadora de vinos de calidad, de mariscos de lujo, de conservas delicatesen. Pero también de productos innovadores y de tecnología punta. Aquí está la prueba

28 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay productos que llevan el buen nombre de Arousa por todo el mundo. En esa embajada tienen un peso específico tanto nuestros mariscos -frescos o en conserva son una de nuestras señas de identidad- como nuestros vinos. Pero Arousa tiene mucho más que ofrecer. Aunque el pulso industrial de la comarca languidece, hay un grupo de empresas que, sin hacer demasiado ruido, llevan años enviando sus productos más allá de nuestras fronteras y cimentando, en el extranjero, su prestigio y, también, su viabilidad económica.

Para hacer un recorrido por esa Arousa exportadora y dinámica, elegimos como cicerone el Ardán. Ese amplio estudio empresarial, realizado por la Zona Franca de Vigo, incluye una relación de empresas exportadoras entre las que figuran hasta un centenar de firmas radicadas en la orilla sur de la ría. Además, el Ardán las clasifica en virtud de su grado de internacionalización, de su vocación por saltar fronteras. Entre las que tienen un nivel «muy alto» hallamos seis firmas arousanas: Fundivisa, Tune Eureka, Barton Maquinaria, Ruar Hispania y Svenska Bearing. Un escalón más abajo, en la lista de empresas con un nivel «alto» de internacionalización, hallamos a Conservas de Cambados, Tacore, Conservas Isabel de Galicia, Extrugasa y Mejillones Nidal.

Los perfiles

Vemos, pues, que los primeros puestos de la tabla los ocupan industrias. Algunas jóvenes, como Fundivisa, y otras veteranas, como Barton Maquinaria, una firma de Valga fundada a mediados del siglo pasado y que lleva ya muchos años explorando con éxito los mercados internacionales. Algunas surgidas de la apuesta del empresariado local, como es el caso del grupo Extrugasa; y otras, como Svenska Bearing -una firma que se dedica a producir cojinetes de metal antifricción- cuyas raíces se hunden en Suecia.

Todas esas empresas, y en general todas las que han encontrado un camino hacia los mercados exteriores, se caracterizan por la apuesta que realizan por el I+D. La investigación permanente, la innovación constante, es un rasgo característico, por ejemplo, de dos firmas dedicadas a la confección de prendas inteligentes, Choiva y Trivi. Ambas visten a trabajadores de Europa y África con moda made in Arousa.

Remolques que se convierten en casi cualquier cosa

Afincada en Valga, ODL es una empresa que nació del trabajo y el esfuerzo de Juan Castaño, su fundador. Aunque realiza todo tipo de proyectos -nunca desdeña un encargo, por pequeño que sea-, su empresa se ha hecho un nombre a base de meter el mundo en camiones. Empezaron con grandes escenarios desplegables. Ahora, sus especiales remolques han llegado a Venezuela -el gobierno de aquel país les ha encomendado la construcción de una auténtica universidad móvil-, y cada vez están más presentes en los circuitos de los grandes premios del mundo del motor. Han construido hospitalities para Kawasaki y está construyendo motorhomes para Repsol y Michelin.

Una fábrica que trabaja para la Rolls Royce

Fundivisa es uno de esos milagros que nació en plena crisis económica. Fue en el año 2006 cuando esta empresa, especializada en la fabricación de hélices de barcos, se puso en marcha en Vilagarcía. Esta firma, como todas las demás que han logrado convertirse en referentes de los sectores de los que forman parte, ha hecho una potente apuesta por la investigación y la innovación permanente. En su caso, lograron desde el principio adaptar robots de la automoción a los procesos de pulido de las aspas que sirven a empresas de tanto prestigio como Rolls Royce, en su departamento de construcción naval.

La firma que presume de su capital humano

La sede de Tacore es un edificio sencillo. Un inmueble de ladrillo en cuyo interior se acumulan altas dosis de talento arousano. Ubicada en Rubiáns, Vilagarcía, esta empresa nacida en 1982 lleva desde los noventa buscando mercados más allá de nuestras fronteras. «La primera gran operación de exportación que hicimos fue en Brasil». Aquella primera experiencia, dice Javier González Lago, el director financiero de Tacore, abrió una puerta que ya no ha vuelto a cerrarse. Y es que, entre que el mercado nacional ya estaba maduro, que dependía mucho de subvenciones, y que se estaba iniciando el proceso de deslocalización de empresas, a esta firma dedicada al diseño y montaje de maquinaria para la industria alimentaria no le quedó más remedio que seguir conquistando territorios.

No ha sido fácil. Tacore ha tenido que competir -y sigue haciéndolo- con empresas mucho más grandes y poderosas. Con grupos norteamericanos que cuentan a sus trabajadores por miles y que parecen partir, siguiendo la lógica del tamaño, con ventaja. Sin embargo, puede que Tacore sea pequeña, pero sabe moverse. Para conquistar nuevos mercados acude a ferias (las últimas en Dubai y Perú), participa en embajadas comerciales organizadas por distintas entidades y, gracias a la web, se cuela en los despachos de sus potenciales clientes. «Para nosotros, lo más difícil es llegar a un mercado nuevo. Cuando entras y haces un trabajo, y lo haces bien, todo se vuelve más fácil, porque a partir de ahí comienza a funcionar el boca a boca», explica Javier González Lago.

El poder del boca a boca

De esa forma, a través del boca a boca, Tacore trabaja sobre todo en Latinoamérica. Pero no solo ahí. Croacia, Filipinas o Tailandia son algunos de los destinos más exóticos que ha tenido su maquinaria. Japón es un reto que todavía no han abordado, pero no por miedo a adentrarse en un país tan avanzado tecnológicamente. «Europa también es muy avanzada», dicen, y ellos han demostrado muchas veces estar a la altura. Porque si algo tienen claro es que «puede que haya quien haga muy bien las cosas. Pero nosotros también las hacemos muy bien».

Y si eso es así, es porque esta empresa vilagarciana ha apostado siempre por la innovación. No solo ha participado en el desarrollo de varios proyectos de I+D, sino que cada día, en cada una de las empresas en las que se embarcan, apuestan por esa filosofía. Un grupo de ingenieros, la mayoría de Vilagarcía, son el cerebro de la firma. Ellos escuchan al cliente y «a partir de sus necesidades», buscan soluciones. Eso requiere «trabajo en equipo» y grandes profesionales capaces de aportar, cada uno en su campo, las mejores alternativas. «El capital humano es lo mejor que tenemos», dice Javier González. Quizás esa confianza en los suyos explique por qué en los años de vacas flacas, cuando la facturación de la empresa cayó a la mitad, se aguantó el tirón sin hacer despidos. «Pudimos hacerlo», señala el director financiero de una empresa que se caracteriza por una versatilidad: aunque la maquinaria para la conserva es su fuerte, «también tocamos la robótica en una fábrica de bebidas» de un potente grupo gallego.

Fábricas «llave en mano»

Afortunadamente, aquellos tiempos turbulentos parecen haber quedado atrás, el trabajo ha vuelto a fluir. Estos días andan con la entrega de una fábrica «llave en mano». Es decir: a excepción de la obra civil, Tacore se ha encargado de dotar una factoría de Peniche (Portugal) de todo lo que necesita. Será entregada a su cliente lista para que este pueda empezar a trabajar.