
A pesar de que cayó agua, y de buena manera, los asistentes al festival vilagarciano resistieron como campeones hasta que Zahara puso el punto y final y más allá con chubasqueros, paraguas y sesiones de lavandería
20 jul 2025 . Actualizado a las 18:43 h.Había previsión de lluvia. Las predicciones meteorológicas lo decían claro: a partir de las ocho de la tarde comenzará a llover en Arousa. Pero quizás porque el día fue transcurriendo con nubes grises que siempre amenazaban pero nunca dejaron agua o quizás, por qué no decirlo, estamos más que acostumbrados a que los pronósticos fallen, los asistentes al Atlantic Fest no quisieron creerse eso de que se iban a mojar. O pude ser, también, que lo supieran, pero que no les importase. Porque lo cierto es que tras empezar a llover con ganas cuando León Benavente estaba en el escenario, muchos resistieron. Algunos solo ese pase, otros se quedaron también al de Los Planetas. Y hubo quien se fue y volvió para ver a Zahara poner el broche y final. Porque el agua cayó con ganas en Vilagarcía, pero el festival y sus incondicionales resistieron hasta el final, cual intrépidos vikingos del vecino municipio de Catoira.
Lo que un año más volvió a quedar claro es que al Atlantic Fest también se va de día. Porque cuando dio comienzo la sesión vermú, allá por las dos de la tarde de la mano de Quique González, el recinto ya presentaba una buena afluencia de público. Entre concierto y concierto, y con unos asistentes cada vez más animados, fue transcurriendo la tarde. Gustó PabloPablo y La Bien Querida y, para cuando salió Xoel, el público ya estaba más que entregado. Le tocó el turno entonces a León Benavente. Y con él se cumplieron los peores presagios y llegó la lluvia.
No paró la música, así que muchos siguieron fieles al pie del cañón, confiando en que el tiempo pronto les daría una tregua. No la hubo. Al finalizar el concierto, parte del público se fue a su casa con una buena mojadura. Pero otros tenían fe ciega en que la lluvia iba a conceder una tregua más pronto que tarde. Los bares de los alrededores comenzaron a llenarse, los ponchos de plástico y chubasqueros hicieron su aparición por todos lados y, los más listos, no dudaron en desnudarse en una lavandería cercana para meter su ropa en las secadoras. Son los únicos que hoy no tienen un buen resfriado.
Salieron entonces al escenario Los Planetas y, a pesar de que seguía lloviendo con ganas, un grupo de incondicionales aguantó el chaparrón para ver su grupo favorito. No se movieron de allí, y eso que entonces debían de estar bien empapados. Fue poco después de que la banda terminara su actuación cuando el agua concedió una tregua. Y los integrantes de Primal Scream supieron aprovecharla y bien. Todos los que e habían ido a resguardarse de la lluvia regresaron y pudieron disfrutar de un concierto memorable. La banda escocesa dejó de lado su faceta más indie y se abonó a su versión más soul y de rock and roll, con metales, saxo y dos coristas alucinantes que le dieron toda la potencia de la música negra.
Y si había llegado hasta ahí, debieron pensar organizadores y asistentes, ¿por qué parar? Así que el broche y final lo puso Zahara, que llenó el Atlántic Fest con su peculiar atmósfera de música electrónica. Fue el punto y final hasta el domingo por la mañana. Había de nuevo previsión de lluvia así que los organizadores decidieron dejar de arriesgar y trasladaron las dos actuaciones previstas para el auditorio municipal. Claro que, como manda la Ley de Murphy, entonces no llovió.