La pasada semana, actores de la talla de Geraldine Chaplin grabaron en Boiro el filme «O Apóstolo»
23 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Barbanza es una comarca de cine. Y no se trata de una frase hecha alusiva a la belleza de sus playas, a la singularidad de las dunas de Corrubedo, a la riqueza del patrimonio noiés o a las espectaculares vistas desde A Curota. Es una tierra de cine porque, desde que el genial Adolfo Marsillach acudió a Noia en 1972 para rodar Flor de santidad , fueron varios los cineastas consagrados que colaron parajes e historias de la comarca en sus películas. Quizás, y aunque se siguen rodando filmes con actores de primera fila en la zona, el paradigma de la estrecha relación entre Barbanza y el cine sea Mar adentro ; el oscarizado trabajo que cuenta la vida del sonense Ramón Sampedro.
Yendo del presente al pasado, en los últimos días quedó claro que hay directores para los que la comarca tiene algo especial. Fernando Cortizo desembarcó en Boiro con un elenco de artistas de lujo para rodar O apóstolo. Los vecinos asistieron atónitos a secuencias en las que Geraldine Chaplin, la hija del inolvidable Charles Chaplin, se asomaba a una ventana de una casa en ruinas de Bealo. También vieron aparecer en Abanqueiro a actores como Jorge Sanz, Luis Tosar, Carlos Blanco o Celso Bugallo. Tanto gustó la estancia en la zona que, aunque la idea era situar el filme en un lugar de Lugo, el director decidió cambiar esa localización, que ahora estará centrada en la aldea maldita de Rianxo, es decir, Abuín.
Sin embargo, aunque el cine cada vez se deja querer más por Boiro -el año pasado, por ejemplo, el director Mario Iglesias llenó de gritos el muelle de Escarabote en el rodaje de Cartas italianas- Noia y Porto do Son son los dos municipios con mayor peso en el séptimo arte. En ambos casos, debería decirse que el 2003 fue el año de oro.
En el caso noiés, el desembarco de Pedro Almodóvar puso patas arriba la villa entera. Pero fue la aldea de Pontenafonso la que saltó a la gran pantalla en La mala educación, eso sí, en la película se localiza cerca de Ortigueira. La estancia del cineasta dejó huella, sobre todo, en la vida de la noiesa Amalia Hermo, cuya casa se convirtió en un estudio de cine. Esta mujer, ya fallecida, obtuvo un papel en el filme y llegó a regalar a su famoso huésped manchego una bufanda de color azul.
Más de cuatro millones
En Porto do Son, fue Ramón Sampedro el que trajo a Alejandro Amenábar y su elenco de artistas, encabezado por Javier Bardem y Belén Rueda, a la comarca. Poco después de estrenarse la película, más de cuatro millones de espectadores se habían puesto delante de la pantalla grande para conocer la vida del tetrapléjico sonense y, por añadido, recrearse en paisajes como el de As Furnas.
También fue en el 2003 cuando otro grande del cine español recaló en A Pobra. Bigas Luna, el hombre que catapultó a la fama a Penélope Cruz con Jamón, Jamón, estuvo en la tierra de Valle-Inclán, precisamente, para grabar escenas para la adaptación teatral de Las comedias bárbaras.
De todas formas, la relación de los ilustres barbanzanos y el cine viene de lejos. Castelao y Dieste coquetearon con el séptimo arte y varios textos de Cousas saltaron a la gran pantalla.
El volumen de largometrajes, así como de filmes en formatos más pequeños, grabados en las tierras barbanzanas es tal que sirvieron como guión para un trabajo hecho por la profesora universitaria Rita Martín, titulado Algúns apuntamentos sobre o feito cinematográfico no Barbanza, que se presentó en unas jornadas de Porto do Son en 2005. Se trata de un estudio que, por cierto, se publicará en el anuario del colectivo Barbantia.