Lecciones aprendidas para un futuro mejor

Andrés Fariña

BARBANZA

04 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las etapas de crisis son cíclicas, es una característica de la economía mundial y de la evolución natural de sus recursos. En épocas de bonanza, mientras los poderosos acumulan más riqueza, se desdibuja lo sufrido en el pasado y deja de planificarse el futuro, únicamente se vive el presente.

La adhesión a la UE trajo muchos ajustes y reconversiones que nos afectaron: la supresión de astilleros, la reducción de la cuota láctea y la imposición del total admisible de capturas en la pesca, de ahí la preocupación por la reducción de capturas de la flota.

Reflexionando sobre el lío del lirio, coincido con Moncho Ares en muchos aspectos. No debemos quedar impasibles ante una situación que pone en peligro el arrastre y el sustento de muchas familias.

La unión hace la fuerza; debemos aunar esfuerzos frente a las adversidades con generosidad y honestidad, lo que propiciará que podamos provocar cambios de comportamientos en tiempos futuros, fruto de lo aprendido de lecciones pasadas. Si no es así y encima nos dejamos arrastrar por la consigna de las sociedades neoliberales de que el individuo es lo primero «e cada un que se zafe», estaremos ante la anestesia colectiva de una sociedad desvertebrada.

Es cierto que nos enfrentamos a momentos difíciles y que son consecuencia de las causas que motivan estas restricciones: la falta de racionalidad y la ausencia de criterios de sostenibilidad. Pero las instituciones no nacieron ayer y nuestros representantes son conscientes de la situación de nuestra flota, de nuestra capacidad y competencia pesquera, de nuestra dependencia de determinadas capturas y de nuestras artes.

A ellos debemos reclamar la defensa de los intereses de la flota del arrastre, que se garantice su futuro. Reconducir el reparto de la cuota, en base a la diferencia de mercados del lirio es la carta que está apostando la ministra de pesca. Y la elaboración de nuevos informes científicos, que aporten más datos a las decisiones sobre los TAC, es una reclamación del sector que asumió como propia.

No debemos ser conformistas, el sector y la Administración deben aunar esfuerzos para ganar el futuro. Así se hizo en el pasado y resultado de ello es la relevancia que hoy tiene el puerto en la captura del lirio.

Es necesario que nuestro puerto se muestre como unidad de producción, estratégicamente cohesionado y donde la relevancia de los datos de la flota refuercen la razón de nuestro gobierno en nuevos planteamientos de negociación de la política pesquera europea. Es momento de ganar liderazgo en las conversaciones y exigir firmeza en la defensa de nuestra realidad.

La singularidad de nuestra ría, la fortaleza de nuestra flota, la cohesión del sector y la profesionalidad de las empresas tienen ya que ganar el futuro. Un futuro con más conocimiento, innovador y más sostenible. Un futuro para el puerto ribeirense que necesita ya decisiones políticas para dimensionar unas instalaciones que optimicen las capturas.