
La singular ruta lúdica permitió conocer la historia del yacimiento de San Finx
23 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Siendo sinceros, algunas de las personas que se anotaron a la ruta lúdica de MultiVoz lo hicieron por un motivo práctico: no se veían con fuerzas o ganas para completar una caminata de más de veinte kilómetros -la ruta larga que también se ofrecía en la actividad de ocio con la que La Voz cerró la celebración de sus 25 años en Barbanza- y por tanto preferían este recorrido, de 15. Así lo reconocían muchos de los caminantes a primera hora del sábado en el pabellón de A Silva. «Eu pensei en ir á longa pero tiven algo de medo», decían unos y otros. Pero la cosa cambió en cuanto se pusieron en marcha y vieron todas las sorpresas que les tenían preparadas. Entonces se dieron cuenta de que habían sacado un pasaporte hacia la aventura; de que aquello era mucho más que una caminata. Iban a seguir los pasos de los viejos mineros.
Los primeros kilómetros, con los pies aún frescos, tocó recrearse en el paisaje. El comentario generalizado de los ruteros era sobre lo amarillo que estaba el monte barbanzano gracias a las chorimas. Así lo afirmaban unas rianxeiras que hacían el camino en familia. Luego tocó llegar a San Finx, a ese sitio donde otrora hubo una actividad minera muy importante.
A los ruteros les gustó el museo con paneles y demás sobre el yacimiento; les llamó la atención un vídeo explicativo sobre la actividad minera... Pero con lo que todo el mundo se quedó encantado fue con las representaciones mudas del grupo municipal de teatro. Recrearon cómo era el día a día entonces. Y lo hicieron con tanta sencillez y naturalidad que le hacían pensar a uno que, en vez de ser un caminante haciendo senderismo, era talmente aquel hombre al que Antonio Molina cantó como nadie, el minero que dejaba a su madre rezando en el altar, al que una familia de la élite le sacaba el sudor por poco dinero. Ayudó mucho a poner a los caminantes en contexto el hecho de que el director del grupo teatral fuese contando la historia de la mina de San Finx; cómo de Lousame salió wolframio para la Segunda Guerra Mundial.
Espectaculares vistas
Los caminantes enfilaron luego el último tramo de la ruta. Hubo que sortear algunas pendientes. Pero merecieron la pena. Porque desde zonas como A Aguieira, la majestuosa ría de Noia les saludó. Y a apurar los pasos para llegar de nuevo hasta A Silva. El cuerpo empezaba a pesar. Por el cansancio. Sí. Pero también porque la mochila iba cargada de historia. Habían buceado en el pasado barbanzano.