La futbolista del Bayern de Múnich apuesta por una educación deportiva que intente crear un mundo más igualitario
05 jul 2016 . Actualizado a las 05:10 h.De la cumbre del fútbol internacional, al terreno de juego de un club que este año acaba de ascender a Segunda Autonómica. Ese es el último camino que ha recorrido la futbolista más mediática de España, Verónica Boquete. Vestida de corto, zigzaguea con el balón entre los más de 80 chicos y chicas que forman parte del campus que lleva su nombre. Se para en cada grupo con semblante serio y aprovecha para charlar con los monitores, intentando perfilar y mejorar lo que se está haciendo en cada centímetro de césped sintético
«É unha persoa espectacular. Está as 24 horas do día cos rapaces. Pola mañá veñen ao campo para facer exercicios de fútbol. Pola tarde, os que están internos, fan outro tipo de actividades, onte practicaron surf e vela. Ela vai con eles a tódolos lados, é unha referente para os pequenos», asegura la presidenta del Porto do Son, Inma Torres, ataviada con la camiseta del campus.
Creado hace cinco años, este es el primer verano que recala en la zona barbanzana. «Tiñamos moitas ganas de facelo aquí, levo toda a vida veraneando en Porto do Son e este campo é perfecto», asegura con una sonrisa sincera Verónica Boquete, que hace un parón en el entrenamiento para que todos los jóvenes almuercen. Mientras se dirige a la cantina del Emilio García se cruza con una pequeña que baja a los vestuarios con una bota en la mano y con cara de dolor: «¿Te sigue doliendo la rodilla? Ahora lo miramos».
La santiaguesa, que comenzó su camino en el deporte rey en las filas del Xuventú Aguiño, creó este campus con el objetivo de luchar por un deporte sin prejuicios y sin distinciones de sexo. En el césped sonense brilla una mayoría de chicas que intentan emular los pasos de una heroína que idolatran: «Quero que vexan que é posible xogar ao fútbol sendo unha rapaza, está claro só un 1% chega a profesional, pero busco que se lles gusta este deporte que o fagan sen medo».
Educar en igualdad
La Escola Vero Boquete podría definirse en dos palabras que también personifican la biografía de la propia futbolista: igualdad y sacrificio. «Son os valores que me deu o deporte ao longo destes anos e os que eu intento transmitir aos rapaces. Eles son o futuro da nosa sociedade, creo que queda moito traballo que facer para rematar con certos prexuízos, aínda que considero que educalos dunha maneira diferente é o único camiño a seguir».
Inma Torres da una clave que demuestra que lo está consiguiendo. Inscribió a sus tres hijos en el campus y Mar, la pequeña, volvió a casa después del primer entrenamiento con una palabra nueva: cooperación. «Estalle encantando a todos, tanto Vero coma os monitores traballan moi ben cos rapaces. Teñen moita paciencia e logran chegar incluso aos máis pequenos».
La dirigente del club sonense vuelve a confirmar que el grado de compromiso de la futbolista es total. Más allá de trabajar sobre el césped, Boquete se encargó de contratar la residencia donde duerme ella, los monitores y los 50 chavales que están internos. La compostelana también negoció con las escuelas de surf, vela y senderismo. «Intento estar no que podo. Non podo chegar a todo, pero se non o facemos nós ninguén o fará», asegura la futbolista del Bayern de Múnich, convencida de la importancia de seguir adelante con el proyecto que persigue escuela. «Hai xente que di que o facemos para conseguir máis ingresos. Sacamos horas do noso tempo libre para organizalo. O fácil sería quedarse na casa. Invertemos moito do noso tempo libre para facelo porque creemos nesto», confiesa con gesto serio.
Pasión desmedida
En unos cuantos minutos de entrenamiento queda claro que la estrella del deporte femenino es una completa apasionada del fútbol. Se implica en cada ejercicio, busca balones, ayuda a los chavales e intenta mostrarles el camino a seguir. Como meta está ese mundo igual y carente de prejuicios que defiende con total convencimiento. Para conseguirlo bajó del Olimpo para visitar Porto do Son. Viéndola se demuestra que mereció la pena.