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Los propietarios han comenzado a subir comida a las reses que, dicen, están muy débiles
11 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Este período de sequía histórico que se está viviendo, unido a las elevadas temperaturas, comienza a pasar factura al ganado mostrenco que viven en la sierra. A estas alturas del año ya no tienen nada que comer y los propietarios de animales explican que la supervivencia de los ejemplares de mayor edad, especialmente en el caso de las vacas, se ve seriamente amenazada. De hecho, quienes poseen reses en el monte comenzaron hace un par de semanas a llevarles comida y también agua.
El ganadero lousamiano José González, que tiene unas cuarenta cabezas, explica: «Estoulles levando uns dous rolos de herba por día e tamén algo de penso. Hai que darlles sustento». Asegura que comenzó a alimentarlos hace ya algún tiempo, en vista de que todo indicaba que la lluvia no iba a aparecer: «Non agardei á última hora porque poden enfermar». González Godón manifiesta que, en estas condiciones, tener reses no resulta rentable: «Estás máis empeñado con eles que os cartos que vas sacar».
Los caballos
Todos los ganaderos precisan que los caballos tienen mayor resistencia y, además, su alimentación es más variada, por lo que su máxima preocupación son las vacas, especialmente aquellas que han parido hace poco: «Sacar adiante un pucho é complicado».
El pobrense Manel Casal efectúa un pronóstico muy poco alentador: «En setembro vai ser terrible. O pasto vai ser irrecuperable porque só estamos a mediados de agosto e a situación xa é moi complicada. Os animais máis vellos e débiles non van resistir. Non creo que cheguen ao inverno. É unha desgraza, pero é así. Estamos moi preocupados».
Los ganaderos están adquiriendo rollos de hierba y algunos indican que el precio empieza a subir de forma considerable porque la sequía afecta al conjunto del país. El precio, cuando la demanda se mantiene en parámetros normales, oscila entre los 16 y los 20 euros.
La falta de agua también se está convirtiendo en un problema. En A Curota, según explican quienes tienen allí a sus animales, hay diversos puntos en los que las reses todavía pueden abastecerse. Sin embargo, no sucede lo mismo en todas partes. José González explica que tiene que surtir a sus ejemplares. En la zona de pastoreo que tiene en el curro de Campedulla posee un bebedero de mil litros que va llenando según las necesidades del ganado: «Se conseguen auga pola súa conta, mellor, pero hai que procurar que non lles falte».
Los profesionales consultados señalaron que otros años se han dado períodos de sequía hacia mediados de agosto y en septiembre, pero que esta circunstancia resulta excepcional.
Si la situación es especialmente compleja en la sierra, también resulta preocupante en los establos. En los campos no hay hierba debido a la sequía y, por lo tanto, los animales no pueden salir a pastar, esta circunstancia obliga a los ganaderos a echar mano del alimento que tienen reservado para el invierno.
La cosecha de maíz está en peligro por la falta de lluvias y, además, si en las granjas utilizan ahora la comida que tienen en sus silos, durante los próximos meses no les quedará más remedio que adquirirla.