Hace no tantos años, muchos todavía se acordarán, era algo habitual ver a la gente rodando por las dunas de Corrubedo. Las colinas de arena ribeirenses eran una parada obligada en las excursiones de los colegios gallegos, e incluso de fuera de la comunidad. Igual que en el invierno tocaba coronar las pendientes de Manzaneda y bajarlas, una y otra vez, con un plástico o lo más parecido a un trineo que uno tuviese a mano; con el verano correspondía cambiar la nieve por el cordón dunar, donde la diversión estaba asegurada con esta atracción de entrada gratuita en la que no había que temer por ahogamientos o incidentes en el mar con los menores.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces por las montañas de arena de Corrubedo, aunque parece que no todo el mundo quiere aceptarlo. Siguen llegando autobuses escolares, aunque ahora visitan las dunas desde el respeto. Al menos, la mayoría. No se escatima en cartelería en la zona, advirtiendo de que no se debe bajar de la pasarela, que el tránsito está expresamente prohibido en la zona dunar y las multas por incumplir esta norma van desde 600 hasta 6.000 euros. Sin embargo, las huellas sobre la arena siguen delatando la falta de concienciación de algunos visitantes, que se saltan a la torera las instrucciones, a sabiendas de que se exponen a una sanción nada desdeñable para el bolsillo de cualquier ciudadano medio.
Una pareja que este miércoles visitaba la gran zona recordaba cómo ellos también, en su día, bajaron rodando por ella, por la duna más alta de Galicia, cuando era prácticamente el doble de grande y todavía no se había puesto freno al constante desgaste que conllevaba este peregrinaje al patrimonio natural. Él le preguntaba a ella por qué se había prohibido esta práctica, «si siempre ha sido así», cuestionaba. «Es normal que la gente lo siga haciendo, porque no hay nadie vigilando», añadía el joven, ante la cara de desesperación de la otra que, claramente, disentía de su opinión. En este caso la parte responsable se hizo oír sobre la otra, pero ¿tan difícil es que impere el civismo?