Mal tiempo y depredadores agudizan los problemas de cría de la píllara

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

La playa de Louro registra los mejores resultados y Balieiros y A Aguieira, los peores

04 jul 2018 . Actualizado a las 09:35 h.

La temporada de cría de la píllara debería estar en su ecuador, según el calendario, pero la realidad indica que hay un importante retraso en las puestas, motivado por el mal tiempo que hizo en primavera, explican María Vidal, investigadora del grupo Biodiversidad Animal de la Universidade de Santiago, y Manuel Mariño, integrante de un colectivo en defensa del chorlitejo patinegro. No es el único problema que afecta a este ave en peligro de extinción, que también debe luchar contra los depredadores.

La conjunción de ambos elementos motiva que los resultados de la campaña sean, en este momento, peores que el año pasado a estas alturas porque la formación de los nidos se ha demorado: «El descenso del número de puestas significará que habrá menos voladuras», comenta María Vidal. La especialista añade que «la temporada comenzó tarde porque el frío y la lluvia se prolongaron demasiado».

A esta explicación, Manuel Mariño añade: «Houbo subidas de mareas moi grandes que arrasaron moitos niños. A principios de marzo, os polos empezan a buscar o territorio para criar».

Pese a estos contratiempos, hay aspectos positivos, como los buenos datos para la preservación del chorlitejo detectados en la playa muradana de Louro: «Puede haber unas cinco familias. Está teniendo unos resultados espectaculares», precisa María Vidal. Al tiempo, subraya que es un arenal «en el que no se ha implementado ninguna medida especial. Son pollos que han conseguido salir adelante por si solos».

Los perros

Peores son los indicadores en la playa sonense de A Aguieira, una de las que está bajo la supervisión de Manuel Mariño, encargado de vigilar la evolución de la píllara en la franja comprendida entre Testal y Balieiros. Explica que «en A Aguieira, o número de niños caeu en picado. Non hai parellas criando, só houbo un niño e foi depredado».

Mariño incide en que cada vez es mayor la cantidad de perros que van a los arenales, «téñenlles temor». Explica que constituye un auténtico problema dejarlos sueltos: «Un polo tarda catro semanas en voar. Se ten que andar a escapar deles, iso supón moita presión, porque o chorlitejo abandona o niño ao nacer». Considera que debería haber mayor control: «Este aspecto non se está a vixiar. Eu teño chamado á Xunta pola presenza de numerosos cans na praia das Furnas, pero non se fai nada».

Tampoco son buenos hasta el momento los resultados en el arenal de Balieiros, en Corrubedo, donde Mariño comenta que no eclosionó ningún huevo.

Otro hándicap al que se enfrenta la píllara es al de los depredadores naturales. Con el propósito de preservar los nidos y a los polluelos, en diversas zonas de baño, como es el caso de Coroso, los investigadores acotan el terreno colocando unas jaulas. Sin embargo, María Vidal explica: «Cuando usas las parcelas en el mismo sitio, los predadores también se acostumbran. Aprenden a superar las barreras».

La investigadora dice que «la medida de balizar los nidos, a nivel general, es perfecta, pero no puede hacerse con todos».

Por lo que respecta a la situación de Coroso, que el pasado año fue el lugar en el que más ejemplares volaron, Vidal explica que este año será imposible una situación similar debido, precisamente, a las condiciones meteorológicas.

Los expertos creen que la situación puede mejorar durante el verano

Aunque la campaña de reproducción de la píllara no ha sido buena hasta la fecha, los expertos están convencidos de que las cosas pueden mejorar durante el verano. Así lo explica María Vidal, quien indica que «pueden nacer media docena de nidos cada temporada».

Aunque prefiere mostrarse cauta en sus valoraciones, comenta que «la píllara comenzó a activarse en mayo, más tarde de lo habitual. Sin embargo, parece que ahora está dándose mucha prisa y considero que podemos remontar y que la situación no sea catastrófica».

Respetar las zonas acotadas

La investigadora recalca la importancia de respetar las zonas acotadas para conseguir que los ejemplares puedan salir adelante.

Por su parte, Manuel Mariño comenta que existen arenales a los que el chorlitejo acude para invernar. Uno de ellos es el de Coroso, en el que manifiesta que «síntese protexido e tranquilo». Subraya que A Aguieira es otro de los elegidos y confía en que siga siéndolo.