Barbanza cerró y abrió año temblando

Francisco Brea
Fran brea RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

MATALOBOS

Durante el 2019 se contabilizaron en la comarca una docena de seísmos, muchos de ellos durante el verano

16 ene 2020 . Actualizado a las 13:22 h.

Aunque muchas veces sea imperceptible para el ser humano, la tierra se mueve. No solo haciendo referencia a la traslación y rotación del planeta, sino que también la propia corteza terrestre sufre bruscas sacudidas. Es en esos momentos cuando se producen los famosos terremotos. Estos movimientos son más pronunciados en ciertas zonas del planeta, pero se dan en todo el globo y Barbanza no es una excepción. De hecho, en la comarca se cerró el 2019 registrando un seísmo el 30 de diciembre y se abrió el 2020 con otro que se produjo hace tan solo unos días, concretamente el domingo 12.

El terremoto que puso fin al pasado año tuvo lugar en Ribeira a las 10.26 horas, concretamente en la costa, y tuvo una magnitud de 1,8 en la escala Richter. Por ello, es muy probable que ningún vecino del municipio se sobresaltara ni se percatara. Más pronunciado fue el seísmo que se registró el día 12 en Porto do Son. A pesar de que su epicentro también se ubicó en el mar, a una profundidad de siete kilómetros, su potencia superó los dos puntos en la escala Richter.

Pero este no es un hecho tan inusual en las comarcas de Barbanza, Muros y Noia. Durante el 2019 se contabilizaron en la zona una docena de movimientos sísmicos que, en su mayoría, tuvieron su origen en el agua.

Principalmente en Ribeira

Ribeira es el municipio que más actividad concentró en lo que a terremotos se refiere. En el pasado año, el Instituto Geográfico Nacional contabilizó un total de ocho temblores en la capital barbanzana. El primero de ellos se remonta al mes de marzo y, al igual que el que tuvo lugar en diciembre, su magnitud fue de 1,8, aunque en este caso su epicentro sí que se situó en tierra firme.

La temporada estival fue una época de bastante actividad sísmica. Durante el verano se contabilizaron siete terremotos, de los cuales cuatro volvieron a tener su origen en Ribeira, mientras que el resto se dieron en Carnota y A Pobra, donde se produjo el de mayor magnitud al llegar a 2,4 en la escala Richter.

También el mes de diciembre fue movido, ya que además del citado seísmo del día 30 se registraron dos más, ambos en el municipio ribeirense, en las jornadas del 7 y del 14. A modo de curiosidad, cabe destacar que el 12 de enero del 2019 también hay constancia de que se moviera la tierra, aunque en aquella ocasión el epicentro se situó en Noia.

Galicia es un área de «alta intensidad sísmica», como comenta Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional, debido a la gran cantidad de fallas geológicas existentes en la división este-oeste. Aún así, no se producen temblores de grandes magnitudes. El más destacado data de 1910 y tuvo lugar en Ferrol, cuando se produjo un terremoto de intensidad 7 en la escala Richter, aunque por aquel entonces no había tantos medios como los que existen hoy en día para realizar trabajos de medición.

Los expertos aconsejan mantener la calma y cubrirse cuando se esté produciendo un terremoto

Aunque es más fácil decirlo que llevarlo a la práctica, los expertos coinciden en señalar que lo primero que hay que hacer cuando se produce un terremoto es intentar mantener la calma para pensar con la mayor claridad posible. Una vez se consigue, el siguiente paso, siempre que se pueda, es agacharse y cubrirse, por ejemplo, debajo de una mesa a la que habría que agarrarse. Esto si el temblor se produce estando en el interior de un inmueble, donde también habría que alejarse de ventanas y mobiliario.

En caso de encontrarse al aire libre, lo recomendable es distanciarse lo máximo posible de edificios, muros y postes eléctricos ante la amenaza de derrumbe. También podría ser que el seísmo se produzca cuando se está conduciendo. Entonces, lo más recomendable es detener el vehículo en un sitio seguro, activar las luces de emergencia y permanecer dentro del automóvil. Si se está en un lugar de asistencia masiva, como podría ser un aula o sala de espera de hospital, lo preferible es protegerse la cabeza con los brazos y buscar mesas o asientos bajo los que resguardarse.

Una vez la tierra deje de temblar no hay que confiarse. Por ello se deben cerrar las llaves de luz, agua y gas, utilizar las escaleras y evitar los ascensores, ya que en este caso una réplica podría suponer un gran problema. Antes de entrar en un edificio, es necesario valorar los posibles daños en su estructura.

La gran parte de los sucesos que se dan en territorio barbanzano tienen su origen frente a la costa

El territorio barbanzano recoge un número considerable de seísmos, al igual que ocurre en la geografía gallega, a pesar de que no son de gran magnitud. La mayor parte de los terremotos tienen su epicentro frente a la costa. Esto provoca que en la mayor parte de los casos no tengan repercusión en tierra firme y que los habitantes de los municipios no sean conscientes de que han sucedido. Que los temblores tengan su origen en el mar no debe provocar temor ante la posibilidad de que se produzca un tsunami. Aunque es imposible descartarlo, no existe registro histórico alguno en Galicia de que ocurriera un fenómeno de estas características.

En la última década, en Barbanza, Muros y Noia se contabilizaron alrededor de 200 seísmos. Porto do Son y Ribeira son los concellos que han presentado una mayor actividad sísmica en los últimos años, destacando tres temblores en territorio sonense: uno de magnitud 2,9 en la escala Richter, en diciembre del 2015, y dos de 2,8, en noviembre del 2013 y en julio del 2016 respectivamente.

Noia y Corrubedo

Al remontarse un poco más en el tiempo, aparecen destacados dos casos. El más reciente y de mayor intensidad, 3,7, se produjo en Corrubedo en el año 2008. El otro tuvo lugar en Noia en el 1973, cuando la tierra se movió con un temblor de 3,3.