El ruinoso complejo hostelero que acabará siendo una moderna residencia

Ramón Ares Noal
MONCHO ARES RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

La imagen corresponde al año 2013, cuando el Concello compró el inmueble en una subasta
La imagen corresponde al año 2013, cuando el Concello compró el inmueble en una subasta CEDIDA

La construcción levantó grandes expectativas hace cerca de 40 años

04 feb 2023 . Actualizado a las 14:59 h.

Promovido por un hostelero que había abierto negocios en el sector que ya forman parte de la historia la movida de Ribeira, como las discotecas Totem o Samanthas, en la entrada de Ribeira por la antigua carretera general, cuando esta era el único acceso a los municipios de Barbanza, se empezó a levantar, a finales de los años ochenta del siglo pasado, el que pretendía ser mayor complejo hostelero barbanzano. El lugar elegido fue As Saíñas, tras fracasar un intento anterior en Abesadas, y el ideador, Emiliano Fernández González, asociado con otros inversores en la firma Emimar.

El complejo se quedó a medio hacer, y solo una amplia discoteca, inicialmente denominada Primera Fila, luego Cancún y, en una última etapa, Hesta Curba, así como un pub llamado Museo, estuvieron operativos. En el limbo se quedaron las sesenta habitaciones de un hotel y el restaurante con capacidad para más de mil personas. Eso sí, la macrodiscoteca se puso de moda con actuaciones de grupos y figuras de la actualidad de entonces, lo mejor de la movida madrileña y viguesa; y también por su estructura: en forma circular, con tres niveles: en el más bajo, amplia pista de baile; y en los demás, barras que explotaban hosteleros locales.

Pero el negocio duró poco tiempo, primero, porque los fondos no llegaron para completar la inversión, ya que, al parecer, los presuntos socios de Emiliano Fernández se descolgaron del proyecto, con lo que la estructura que se reservaba para hotel se convirtió en un esqueleto urbanístico que permaneció como tal hasta hace unos meses; y segundo, porque la movida barbanzana, como todas, fue tan cambiante que tan pronto apostaba por Boiro, cambiaba para a Pobra o regresaba a Ribeira.

Último intento

El último intento de reflotar la macrodiscoteca, ya denominada Hesta Kurba, por su situación en una de las curvas más cerradas de la vetusta carretera, fue a través de una sociedad constituida por algunos nostálgicos de la movida de Ribeira, pero también acabó fracasando.

Las ruinas que daban la bienvenida a los visitantes de Ribeira despertaron más de un interés en las décadas posteriores a su última actividad. Desde alguna iniciativa pública que buscaba acabar con el adefesio y recuperar el entorno, hasta privadas para promover, por ejemplo, una residencia de la tercera edad con unas 178 camas, así como completar el hotel, reservado la parte alta del inmueble para apartamentos de alquiler.

Lo cierto es que ninguna de las ideas fraguó, hasta que el Concello de Ribeira, presidido por el actual alcalde, Manuel Ruiz Rivas, adquirió en el 2013 las ruinas en subasta pública, por 100.000 euros, que puso a disposición de la Xunta en el 2021 para levantar una moderna residencia de la tercera edad. El primer paso fue proceder al derribo de la construcción y la demolición ha concluido recientemente.

Nuevo modelo

Derribar y procesar los desechos de la construcción ha costado 299.815,98 euros. En ese emplazamiento se levantará una residencia de mayores proyectada según el nuevo modelo para este tipo de servicios, cuyas dos premisas fundamentales son que permita la atención más personalizada de los usuarios y que favorezca la accesibilidad universal.

Fuentes de la Consellería de Servizos Sociais, al frente de la cual se encuentra la ribeirense Fabiola García, explican que el concepto principal de la nueva organización de la residencia es «a creación de módulos de convivencia para grupos pequenos en dependencias mellor adaptadas ás súas necesidades, o que se traducirá na creación de novas zonas de estancia e espazos de convivencia distribuídos polas áreas residenciais do centro»

La conselleira Fabiola García acudió a As Saíñas el 16 de enero, cuando acabó la demolición.
La conselleira Fabiola García acudió a As Saíñas el 16 de enero, cuando acabó la demolición.

Con este reparto se pretende favorecer «as relacións sociais dos residentes e a percepción máis doméstica dos espazos e que ademais coiden daqueles aspectos arquitectónicos que se consideran importantes: a iluminación natural, as vistas cara ao exterior, a textura e cores de materiais, a adecuada disposición do mobiliario, etc

Racionalidad

Las mismas fuentes precisan que, además, se seguirá «un criterio de racionalidade no emprego dos recursos públicos ao establecer unhas superficies que se consideran axustadas para a prestación do servizo e garantindo a funcionalidade e a accesibilidade que é imprescindible para os usuarios deste tramo de idade».

El diseño de la nueva residencia será acorde con el entorno, teniendo en cuenta su proximidad a la playa de Coroso, y dispondrá de un máximo de cien plazas distribuidas en módulos de 25 residentes: «Estímase que a superficie do novo centro será de mais de sete mil metros cadrados, e cun investimento de obras de aproximadamente dez millóns de euros».