Un Nobel en Corrubedo

José Vicente Domínguez
josé vicente domínguez LATITUD 42°-34?, 8 N

BARBANZA

MARCOS MÍGUEZ

09 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un par de días, mientras leía Sport esperando conocer las opiniones internas del club catalán, encontré una noticia que me hizo volver a la portada para comprobar que sí, era en ese diario deportivo en donde se hablaba del corrubedano David Chipperfield; el famoso arquitecto dueño del Bar do Porto que muchos ya identifican como el bar de Chippi. Inmediatamente pude comprobar que toda la prensa mundial se hacía eco de la noticia del ganador del premio Pritzker.

Desde 1979, cuando se creó el Pritzker, España ha sumado al más prestigioso premio, una arquitecta y tres arquitectos; pero ninguno nos había tocado tan de cerca como el del vecino de Corrubedo, de quien la revista Design —que cayó en mis manos allá por junio del 2021—, en un extenso reportaje sobre el arquitecto, titulaba Utopía y práctica: David Chipperfield quiere cambiar el mundo desde Corrubedo.

Ahora que Sir Chipperfield ha ganado el Pritzker, me alegro de haber guardado la revista y entresacar unas frases del texto que le dedicaban a nuestro afamado convecino de Corrubedo y por ende del concello de Ribeira. Entre otras sabias frases, nuestro protagonista de hoy decía: «Diseñar no es solo imaginación. Hay que pensar en la relación de la gente con las cosas». Con esta sencilla definición que el arquitecto arropaba con lo que él entiende como «arquitectura desnuda o arquitectura humana, en la que se incluyen la luz, la materia y el espacio», Chipperfield asume y se suma a las cualidades que conforman el criterio de creatividad del premio Pritzker: «Las obras deben ser funcionales e innovadoras… y contribuir al enriquecimiento de la humanidad… para lograr un mundo más justo y sostenible».

Gracias a la decisión de David y su esposa Evelyn por elegir Corrubedo como residencia hace ya 30 años, Ribeira tiene la suerte de que el ganador de un premio con el prestigio de un Nobel se preocupe de su mejorable urbanismo. Y así, además de volver a poner a Corrubedo en el mapa con su casa, con el Bar do Porto o la escultura del hombre de hierro que aparece y desaparece con la marea, a través de la Fundación RIA, Chipperfield se ha preocupado por la planificación de la ribera de Palmeira y por la humanización de la carretera principal de la parroquia, como iniciativa pionera para proseguir con otras obras tanto o más necesarias.

El hecho de que un lugar como Corrubedo, tan apartado de sus oficinas de Berlín, Milán, Londres, Shanghái o de la no tan lejana Santiago, haya sido elegido por la famosa pareja (convirtiendo a las demás en segundas viviendas), hace que me permita plantear la urgencia de reconocer a la familia Chipperfield como hijos adoptivos de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Ribeira. Se lo merecen.

Y permítanme que cierre este artículo con una frase de David Chipperfield: «El futuro de Galicia está en la comida. Tiene una gran marca ¡Galicia es un sello de calidad!». Solo un amante de Galicia puede suscribir tan apasionada verdad.