El Unión de Asados rozó la épica tras encajar cinco goles (4-5)

Primero fue un 4-3 y, pocos días después, un 4-5. Los aficionados de Vilas han visto 16 goles en sus últimos dos partidos y, sin embargo, no pudieron salir satisfechos este jueves del feudo rianxeiro.

Los lucenses golpearon primero con un tanto de Couto, pero el Unión supo reaccionar. Lo hizo gracias a un buen disparo desde fuera del área de Rebo. La igualdad duro poco. En un córner, los lucenses volvieron a ponerse por delante mediante un remate de Roi. Ya no volverían a ceder la ventaja en el marcador, aunque quedaba mucha tela por cortar.

El Ribadeo agitó la lámpara de los goles y llegaron, más bien, como si de un bote de kétchup se tratase: de golpe y porrazo, y sin previo aviso. Méndez anotó el tercero y Couto selló su doblete. Al inicio de la segunda parte, Méndez también se apuntó dos en su cuenta particular.

La charla y el cambio de planteamiento de José Luis González parecía esfumarse con el quinto gol. Pero en el peor momento, quizás ya por la total ausencia de presión, el equipo rianxeiro mostró su mejor versión. El técnico de Valga apostó por llenar de atacantes el campo rival y buscar, mediante el juego aéreo, las grietas en la defensa del Ribadeo. Y funcionó.

Chuso lideró la remontada. El rianxeiro demostró su calidad con una vaselina que batió a Diego dos Santos. Saviola, con un cañonazo, aproximó al Unión todavía más. La afición de Vilas estaba presenciando un capítulo a la inversa de lo ocurrido en el último duelo ante el Ordes. Llegó el cuarto de Víctor, el penúltimo escalón para salvar al menos un punto.

El Ribadeo, entonces, tiró de veteranía. Echó el freno de mano. Poco más pasó tras el gol del defensor rianxeiro. Los minutos pasaron sin que, después de nueve goles, pasara nada reseñable ni en el marco de Eloy ni en la portería de Dos Santos. Los segundos se sucedían. Rápidos como un avión para el Unión y lentos como un caracol para el Ribadeo. Finalmente, los lucenses ya no serán más rivales de los de González. Diez puntos son una losa casi insalvable a estas alturas de la temporada. El Unión de Asados, eso sí, volvió a demostrar que es capaz de lo mejor, y de lo peor. Este domingo, en el feudo del Fisterra —último clasificado del grupo norte de Preferente—, el equipo de Barbanza está obligado a ganar para seguir con opciones de luchar por la permanencia. Y, en la Costa da Morte, tendrá como objetivo adicional hacerlo sin sobresaltos.

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