A Pobra pierde a José María Arias, heredero del mecenazgo de la condesa de Fenosa con la villa

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

José María Arias participó en el homenaje póstumo que se le brindó a su tía en el año 2012
José María Arias participó en el homenaje póstumo que se le brindó a su tía en el año 2012 CARMELA QUEIJEIRO

El presidente de la Fundación Barrié disfrutaba de sus vacaciones navegando con su barco, paseando por sus calles e incluso comprando en la plaza de abastos del municipio barbanzano

13 dic 2023 . Actualizado a las 19:56 h.

Si Carmela Arias y Díaz de Rábago, condesa de Fenosa, siempre tuvo una especial predilección por A Pobra, donde pasaba largas temporadas en la Casa Grande de Aguiar, su sobrino y heredero, José María Arias Mosquera, también guardaba el mismo cariño por el municipio barbanzano, al que le gustaba regresar siempre que sus obligaciones en A Coruña o Madrid se lo permitían.

Al presidente de la Fundación Barrié de la Maza, fallecido este lunes tras una larga enfermedad, le encantaba disfrutar aquí de su tiempo libre, ya fuese durante las vacaciones de verano, donde aprovechaba para navegar en su barco, una de sus grandes pasiones; o cualquier fin de semana, cuando cambiaba el traje por ropa más informal para confundirse con el resto de vecinos. De hecho, era habitual verlo en compañía de su mujer, Pilar Romero Vázquez-Gulías, comprando pescado en la plaza de abastos o en un supermercado, comiendo en algún restaurante o paseando cerca de las playas.

El exalcalde pobrense Isaac Maceiras lamentaba ayer su pérdida y recordaba que era una persona muy entrañable y que siempre quiso continuar con el legado de su tía, una de las grandes benefactoras de la villa. De hecho, más allá de sus estancias en el pazo familiar, José María Arias también se había comprometido a que seguiría ayudando al municipio en todo lo que pudiese, manteniendo las ayudas a colectivos como las asociaciones de Amas de Casa o lucha contra el cáncer, al Club de Remo —una trainera lleva el nombre de Carmela en honor a la condesa—, al de fútbol; o a las comisiones de fiestas de Os Pincheiros o el Nazareno.

Precisamente, la iglesia de Santiago do Deán, de donde sale la procesión de As Mortaxas y que está situada a los pies de la Casa Grande de Aguiar, recibió su última colaboración, puesto que José María Arias ayudó a sufragar con una importante partida los gastos para realizar las obras de rehabilitación que se están llevando a cabo en el templo religioso. Y es que conservar el patrimonio había sido siempre una de sus prioridades y fue precisamente la Fundación Barrié que presidía la que recuperó el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago.

 Refugio real

Además de un gran conversador, Arias era un buen anfitrión como lo había sido su tía, y por su pazo pobrense pasaron grandes nobles, empezando por los reyes eméritos, que muchas veces que tenían una cita oficial en Santiago aprovechaban para visitar A Pobra. También estuvieron en la Casa Grande de Aguiar sus hijas, las infantas Elena y Cristina con sus ex maridos, Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarin, así como el actual rey Felipe, y todos ellos no dudaron en salir a navegar por la ría de Arousa. Los duques de Calabria o el príncipe Felipe de Holanda fueron otras personalidades que también se alojaron en la Casa Grande de Aguiar.

Aunque sus estancias en A Pobra siempre eran para descansar, no dudó en participar en el homenaje póstumo que en el año 2012 el Concello le rindió a su tía. Reconocía entonces que se emocionó al conocer el gran cariño que los pobrenses tenían a la benefactora. Dos años más tarde también asistiría a otro reconocimiento que se brindó a uno de sus tíos segundos, el jesuita Andrés Díaz de Rábago, pobrense de nacimiento, y que desarrolló su labor como misionero en China hasta que falleció en el 2022 a los 105 años; así como a un torneo de fútbol que lleva su nombre y que jugó el Puebla y el Unión en el estadio de A Alta.

La enfermedad que le fue detectada hace unos años impidió que José María Arias pudiera regresar este verano a su refugio en A Pobra, municipio en el que ha dejado una gran huella.