El ribeirense que llevó ayuda a los pueblos de Valencia olvidados: «El panorama es desolador»

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Rubén Lijó desplazó primero dos camiones y luego viajó en una furgoneta para llegar a puntos de difícil acceso

12 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Como lo había hecho en otras situaciones de emergencia anteriores, Barbanza volvió a demostrar tras la catástrofe ocurrida en Valencia que es un territorio solidario. Fueron muchas las iniciativas que se pusieron en marcha para conseguir productos de primera necesidad y fondos para ayudar a las víctimas e incluso hubo vecinos que no dudados en desplazarse a las zonas afectadas para trasladar material o ayudar. El ribeirense Rubén Lijó Santos hizo dos viajes en una semana a través de Pegasus, el equipo de rescate que impulsa, que ya en el pasado estuvo en los campos de refugiados de Calais y el Sáhara o en Ucrania, cuando estalló la guerra.

En el primer viaje movilizó dos grandes camiones, dispuestos para la ocasión por la empresa Garmou, repletos de víveres que reunió en una mañana. Sobre el terreno, comprobó los problemas de circulación que había para acceder a pequeñas localidades; así que, nada más regresar a Ribeira, llenó su furgoneta 4x4 de alimentos y se puso de nuevo en ruta. «En la Feria de Muestras de Valencia se hace acopio de todo el material, pero luego hay que llevarlo en vehículos más pequeños a las zonas de difícil acceso», explica.

Sedaví, donde dejó un generador, Utiel y Alfafar fueron algunos de los pueblos a los que accedió, lo que le permitió obtener una amplia radiografía de de la situación que se vive en los puntos más afectados por la dana. Lo que más llamó la atención del ribeirense, con respecto a lo que vivió en otras zonas catastróficas visitadas con anterioridad, fue el espíritu solidario del que fue testigo: «Vi una afluencia masiva de voluntarios, calles repletas de personas barriendo escombros, quitando enseres de las viviendas. Nunca había presenciado algo semejante». En su retina se quedaron también grabados los gestos de agradecimiento : «Vi muchas lágrimas y caras de emoción».

Durante su ruta, Rubén Lijó comprobó que las pequeñas localidades fueron las últimas en recibir ayuda: «Cuando salimos se hablaba mucho en la tele de Paiporta, la zona cero, pero una vez allí te das cuenta de que hay otros pueblos que están destrozados y apenas se nombran. Son todos los que están pegados al río, que arrasó lo que encontró a su paso». No duda al señalar que los destrozos son imposibles de cuantificar: «El panorama es desolador. Quizás lo que más me impactó fue ver miles de vehículos agolpados en las calles, porque eso te da una idea de la fuerza que llegó a tener el agua. Tuvo que ser terrible».

Impresionado quedó, pero positivamente, de la unión que muestran vecinos, voluntarios y medio desplegados en las zonas afectadas: «Vi todos remando juntos para trata de solucionar los muchos problemas que hay. Son muchos los voluntarios, pero también los medios, pues hay procesiones de vehículos de Protección Civil y bomberos llegados desde diversas partes de España».

Colaboración futura

Rubén Lijó pidió una semana de vacaciones para poder llevar ayuda a Valencia, por lo que ahora tiene que incorporarse a su puesto de trabajo en la base naval de Rota, pero no descarta regresar a la zona afectada por la dana. Tiene claro que seguirá aportando su grano de arena«: «Tenemos contacto con Cáritas y otras asociaciones de confianza, así que estaremos pendientes de las necesidades que tienen, bien sean de material o económicas, y actuaremos en consecuencia».

Sabe que podrá contar con la colaboración de sus vecinos de Ribeira, a los que agradece que una vez más no dudaran en sumarse a su causa: «Mucha gente anónima hizo donaciones, pero fue importantísima la ayuda de Cáritas y de las comunidades marroquí y senegalesa para cargar los camiones».

Consciente de las enormes consecuencias de la catástrofe de Valencia, Rubén Lijó confía en que la ola solidaria se mantenga en el futuro: «Esperemos que la gente no se olvide, que dentro de un mes y de dos nos sigamos acordando de las víctimas, porque estoy seguro de que seguirá habiendo afectados sin ingresos, porque sus negocios quedaron destruidos».