
«Una de las quejas más repetidas entre los oriundos estas semanas es que no hay donde aparcar, que llegar al centro del pueblo es una auténtica odisea»
18 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En Barbanza vivimos en municipios tranquilos durante la mayor parte del año. Algunos incluso parecen pueblos fantasma en esas lluviosas y desapacibles tardes de invierno. Pero la cosa cambia —¡y cómo cambia!— en verano. Y es que muchas localidades llegan a duplicar su población, con todo lo que ello conlleva.
No me acusen de turismofobia, pues todos somos turistas en algún momento y resulta obvio que la afluencia de visitantes tiene su impacto en la economía local, pero lo que está claro es que hay lugares que no están preparados para absorber ese fuerte incremento poblacional. Faltan infraestructuras y faltan servicios.
Una de las quejas más repetidas entre los oriundos estas semanas es que no hay donde aparcar, que llegar al centro del pueblo es una auténtica odisea. ¡Y ya no digamos si estamos en fiestas!
Y es que estamos acostumbrados a llegar con el coche casi casi hasta la puerta de la panadería, del supermercado o del establecimiento en el que tengamos que hacer algún recado. Y en estos momentos, eso es una misión imposible.
Los que residen en el casco urbano ya no mueven sus automóviles en días de grandes aglomeraciones, pero los que vivimos en la aldea no tenemos otra opción más que tirar de vehículo particular para desplazarnos al centro, ya que el transporte público ni está ni se le espera.
A algunos no nos importa dejar el coche un poco más lejos de nuestro destino, pero la realidad es dichosa y si vamos cargados con bolsas, llevamos un bebé o acompañamos a una persona dependiente, la cosa se complica.