Cabo de Cruz se rinde al molusco rey: «Habendo mexillóns non como outra cousa»

BOIRO










































Miles de personas degustaron el bivalvo en cuatro elaboraciones muy peculiares
17 ago 2025 . Actualizado a las 19:29 h.Este domingo coincidieron en la localidad dos disciplinas en las que Cabo de Cruz es una potencia: el remo y el cultivo del mejillón, lo que provocó que a las 13.00 horas hubiera que andar muy fino para encontrar un hueco donde dejar el coche. De ventanas y balcones colgaban banderolas rojas en apoyo a los remeros locales, mientras la explanada portuaria era un auténtico hervidero de gente que compraba tiques, hacía cola para coger un plato de mejillones o oteaba el horizonte buscando un hueco para sentarse en la carpa de la edición número 17 de la Exaltación do Mexillón de Cabo de Cruz.
La localidad estaba a tope de visitantes, pero la degustación gastronómica crucense rompe todos los esquemas a quienes consideran que este tipo de celebraciones son para turistas. Bajo la carpa había muchos vecinos de Boiro, de los municipios limítrofes o del propio Cabo de Cruz: «Mira que eu son de aquí e podo comelos sempre, pero habendo mexillóns non como outra cousa», contaba un hombre después de dar cuenta de uno de los miles de platos degustación que se sirvieron.
Propuestas diferentes
El menú incluía cuatro preparaciones del bivalvo, algunas muy peculiares. Por un lado estaban los clásicos mejillones al vapor, que no pueden faltar en ninguna exaltación de este molusco que se precie, y por otro elaboraciones más arriesgadas, como la hamburguesa con salsa dragón, mejipapas con salsa suave y mejillones cítricos con lima. El veredicto fue unánime: «Está todo boísimo». Aunque había quien tenía una clara favorita entre las raciones que se sirvieron: «Os mexillóns ao vapor sempre, é o mellor».
Los más pequeños se decantaban por las mejipapas, con el molusco rebozado y servido con patatas paja, mientras que a otros les costaba más decidirse: «A min o mexillón gústame todo, ao vapor, rebozado, todo, e a hamburguesa tamén estaba estupenda».
El trajín era constante en la carpa en la que se sirvió la comida, y en torno a las 13.30 las colas para recoger la comida casi llegaban ya al exterior: «Agora vén a xente do remo e isto vaise encher».
Había también entre los comensales turistas y visitantes, por supuesto, que no veían la hora de poder sentarse para degustar los apetecibles platos que tenían entre manos: «Ahí hay sitio, pero no hay sillas, vamos a ver al fondo».
Precisamente para evitar el engorro de buscar dónde sentarse a comer, eran muchos los vecinos que cogían las raciones para llevar. Unos se sentaban a unos metros, en la terraza del bar del club de jubilados, y otros aprovechaban que estaban cerca de casa: «É mellor ir comer á casa que andar por aí a buscar sitio», comentaba un matrimonio con sus bandejas en ristre. El caso era no quedarse sin probar el mejillón de Cabo de Cruz.