Manuel Ruiz: «Si sacamos las siglas, nadie me podría identificar con ningún partido político»

RIBEIRA

El regidor ribeirense confiesa que en las elecciones del 2019 se esperaba un fuera de combate que acabó en victoria a los puntos
24 feb 2020 . Actualizado a las 13:23 h.Manuel Ruiz Rivas (Ribeira, 1957) se encamina a alcanzar los 12 años al frente de la alcaldía de su ciudad. Llegó al puesto en el 2011 con una amplia mayoría absoluta (13 de 21 concejales), que perdió en el 2015 (9 de 21) y repitió en mayo del 2019.
-En la última entrevista me explicaba las causas por las que había decidido presentarse de nuevo a las elecciones cuando había anunciado que se retiraba. A ver dígame ahora, ¿volverá a ser candidato?
-Ahora sí que lo veo más lejos. Siempre va a depender de si finalizo mi ciclo. Mi ciclo se llama polígono industrial, variante, comisaría, estación de autobuses o el auditorio. La decisión queda lejos, pero ese ciclo sí que se va cerrando. El tiempo va pasando y lo que te proponías se va logrando. En función de eso...
-Esos proyectos están en marcha, por lo que parece que insinúa que su retirada se acerca.
-Lo que sí me daría pena es dejar el Concello con una división política tan importante de la corporación como hay ahora. Eso también me aferra a continuar. No se puede permitir que haya gente que venga solo a deshacer. Mientras crea que el pueblo no está bien representado, en lo que se refiere a la buena intención de sus políticos, seguiré, porque me considero obligado a defender a todos aquellos que creen en nuestro modelo.
-¿A qué atribuye esa división?
-Hay algún grupo al que parece que le importan muy poco los intereses de Ribeira. Su forma de hacer política parece más bien diseñada para deshacer lo que este gobierno intenta hacer. Y eso me motiva a seguir: que haya ciertos representantes que se oponen al progreso del pueblo por el simple hecho de que esté yo aquí.
-¿Desde las elecciones ha habido algún tipo de acercamiento?
-Mi mano siempre estuvo tendida a acuerdos. Aquella frase de que «yo no me tomaría un café con usted, pero estoy dispuesto a hacer todo lo posible por llegar a acuerdos a favor de Ribeira» sigue en pie. Creo que quién está en política debe dejar al margen todo tipo de sentimiento que no sea el de ver mejorar su pueblo y hacer lo mejor por su pueblo, y eso es lo que percibo que no se está dando. Y estoy hablando del grupo mayoritario de la oposición (PBBI).
-¿Y cómo van las relaciones con los demás?
-A pesar de las dificultades en las que las elecciones dejaron a los demás partidos, en los temas claves de Ribeira siempre encontramos una mayoría. Estoy muy agradecido a todos los grupos políticos que entienden que hacer oposición no es votar en contra de las propuestas del gobierno municipal. Ni con el PSOE ni con el BNG puedo tener ni una mala palabra con su actitud.
-Durante el mandato anterior, se le vio muy tocado de moral por los resultados de las elecciones. Incluso a falta de poco más de año y medio para los comicios, no ocultaba su decepción. Ahora que los resultados han sido peores, se le ve más satisfecho.
-Por hacer un símil deportivo, en las elecciones del 2015 sentí como el golpe en frío del boxeador, es decir, no lo esperaba, porque nada hacía presagiar que tras un mandato con tantos logros, el castigo fuera tan grande. En los comicios del 2019, en cambio, se podían dar todas las circunstancias, siguiendo con el símil, para el KO, y sin embargo acabé ganando claramente a los puntos, entonces digamos que el sentimiento es casi contrario al anterior. Cuando peor lo teníamos salimos a flote, sin embargo cuando pensamos que todo debía estar hecho, nos tumbaron. Por eso sí que es verdad que en cierto sentido me reconcilié con los malos pensamientos que podía tener hacia la sociedad ribeirense.
-Parece que hubo una inesperada reacción de votantes que no eran del PP.
-Eso está claro. Si vemos las mesas en las que pasamos de ser la tercera fuerza en las generales a ganar ampliamente, pues así parece. Pero bueno, considero que eso se debe a que llevo ocho años intentando gobernar sin siglas. Es decir, si sacamos las siglas, nadie me podría identificar con ningún partido, porque intentamos gobernar para todos los ribeirenses, y eso hace que el voto no se deba a militar en un partido, sino en el partido que se llama Ribeira.
-Doce años de alcalde es un período largo.
-Sí. Yo creí siempre en los ciclos. Uno no se debe perpetuar. Quiera o no quiera, el espejo engaña. Un hombre con 65, 66 o 67 años ya no está en la media de edad de su pueblo, por muy bien que se vea en el espejo. Seguramente hay gente con ideas diferentes que necesitan las sociedades para seguir avanzando.
-Parece que piensa en el relevo. ¿Por dónde irán los tiros?
--Digamos que en estos momentos tenemos cantera. No soy de los que piensa que después de mí, nadie. Hay en el partido personas ya preparadas para continuar con esta labor.
-¿Se ve en el Senado?
-No es algo que pase por mi cabeza. Si miro el futuro en una bola de cristal me veo más cerca de acabar como político en el Ayuntamiento que no en otra institución.
-Vamos a la recurrente be o uve del topónimo. Parece que va a haber una solución definitiva, porque cuando se pide un informe a la RAG ya se sabe de antemano la respuesta. ¿Es una claudicación de Ruiz o un ataque de sensatez?
-Ni una cosa ni la otra. Si pensamos en Ribeira con el paso del tiempo, los sentimentalismos pueden estar perjudicándonos. Pasamos del año 86, que no había redes sociales, en un mundo no digitalizado en el que una be o una uve no tenía más importancia, a hoy en día: Ribeira no deja de ser un producto turístico, un producto económico, y esa dicotomía sí se percibe que nos puede estar perjudicando en los buscadores de Internet e incluso los GPS. Uno tiene que tragarse su sentimiento y aplicarlo solo en el terreno privado, y en el público hacer lo mejor para su pueblo. Si la RAG confirma que Ribeira se escribe con be, estoy dispuesto a aceptar.
«El tren que cogió la comarca es el que circula a menor velocidad, más que perderlo»
Ruiz es presidente de la mancomunidad de municipios por turno. Tiene muy claras las ideas en turismo, tanto para la comarca como para Ribeira, bajo una marca conocida, pero no explotada: Barbanza.
-¿No cree que llevamos años perdiendo muchos trenes?
-Digamos que el tren que cogió la comarca es el que circula a menor velocidad, más que perderlo. Quizá una de las causas principales, y a la que no se le dio la importancia que merecía, fue la pérdida de identidad. Somos un punto geográfico, el norte de algo, no tenemos una personalidad propia que nos identifique en otros lugares. Precisamente, en la próxima reunión de la mancomunidad vamos a discutir si recuperamos esa identidad, que es Barbanza. Situar Barbanza en su justo lugar, que es la ría de Arousa. A partir de ahí trabajaremos para nuestro destino, y no para otros que van en un tren más rápido que el nuestro.
-¿No es un poco tarde?
-Pudo ser antes, pero seguimos teniendo un destino que se puede consolidar y vender perfectamente, y lo único que nos faltaba era la vinculación con Santiago y el fenómeno jacobeo, que no fuese simplemente a través del mar, pues creo que estamos en el camino de conseguirlo. Porque es curioso que cuando uno piensa en la traslatio, cree que fue por la parte sur de la ría, y cuando se produjo, era imposible porque no era zona navegable, ya que era arenal. De lo que se deduce que la barca con los restos del Apóstol navegó por el norte, sin embargo parece como si los de esta orilla estuviésemos viendo pasar la embarcación, cuando geológicamente no sería posible.
Somos la otra parte de la ría de Arousa, el norte, y también la otra parte de la traslatio, y ahí fue donde nos faltó la decisión de reivindicar nuestro origen y lo que realmente somos: somos Barbanza, somos Rías Baixas, somos Arousa...
-A nuestro norte y a nuestro sur hay destinos turísticos consolidados y tienen órganos para su desarrollo de los que adolecemos.
-Estamos dando los pasos para cambiar esa percepción. Vamos a firmar un convenio con Dodro, para que forme parte de la ruta jacobea terrestre; y también con la mancomunidad de O Salnés, por el turismo náutico. Y creo que ese tren del que hablaba ya ha empezado a acelerar. Básicamente lo que ofrece Costa da Morte lo pudo haber ofrecido hace muchos años Corrubedo, y aún estamos a tiempo.
«La Xunta pondrá cartas en el asunto para ampliar el hospital comarcal»
El mandatario de Ribeira deja caer dos primicias: la ampliación del hospital de Oleiros, por parte del Gobierno gallego, y una reformulación de las comunicaciones con Santiago, al hilo de la llegada del AVE, con lanzaderas en los municipios.
-¿Se acabó el culebrón de la depuradora?
-Creo que se cerró una etapa y todo el mundo debe ser consciente de lo que obras como esas significan y el potencial que nos dan a nivel de conservación de la ría, que es nuestro máximo tesoro. Al final digamos que nos cuesta más de lo que vamos a recaudar, lo que nos obliga a hacer otro esfuerzo presupuestario. La gente tiene que ser consciente de que una depuradora que evita que millones de litros de agua sucia acaben en el mar le cuesta lo mismo que un gin-tonic. Lo que cuesta al año, es lo que cuesta un teléfono móvil al mes. Los vecinos tienen que tener claras su prioridades, y la nuestra es mantener la ría y el medio ambiente en las mejores condiciones. El esfuerzo no es tan grande.
-Parece que, por fin, la circunvalación va en serio.
-Tal y como salió a exposición publica, está hecha a la medida de las necesidades de Ribeira. El interés general hace que tenga que pasar por algún punto donde puede perjudicar a particulares, pero para el conjunto de Ribeira va a significar un antes y un después que la va a cambiar tanto en accesibilidad como en crecimiento urbanístico.
-Todas las grandes obras de Ribeira estuvieron rodeadas de polémica. ¿No teme que con esta suceda lo mismo?
-Son cien afectados y 27.000 beneficiarios. ¿Que pueda haber polémica?. Espero que no. La gente puede ver el beneficio de una obra que está pensada en los intereses únicos y exclusivos de Ribeira.
-Hablemos de una utopía: el tren de cercanías.
-Ahí también perdimos un tren. En el momento clave de las obras del AVE había que haber hecho la gran estación de Barbanza.
-Está hecha, por lo menos pone estación de Barbanza.
-En A Escravitude, tienes razón. Pero la gran estación de Barbanza tenía que estar en la salida hacia Catoira y yo creo que es la gran lucha de futuro. Hay dos grandes objetivos: uno que creo que la Xunta pondrá cartas en el asunto en estos cuatro años, que es la ampliación del hospital, y el otro es precisamente el intentar ir dando los pasos para que en el futuro haya un medio de transporte público que nos enlace con ese AVE.
-Es que ni el transporte regular funciona bien, teniendo en cuenta las quejas de los usuarios.
-La mancomunidad se pronunció en su día. La Xunta abrió un período de nuevas concesiones. La verdad es que adolecemos de líneas directas, y creo que con las nuevas concesiones eso se va a primar. Y con los fondos europeos y la Fundación Ría se está haciendo un estudio para crear lanzaderas en las entradas de los pueblos que recojan a los viajeros de las líneas directas. No es normal que se tarde el doble de tiempo al viajar de Santiago a Ribeira que de Santiago a Coruña en transporte público. Las frecuencias directas tienen que mejorar, y en eso estamos.