Jhul Príncipe relató durante dos horas qué ocurrió el día que apuñaló a Andrea en Ribeira

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA

RIBEIRA

Jhul Príncipe, junto a la comitiva judicial al inicio de la reconstrucción del crimen que se llevó a cabo en Palmeira.
Jhul Príncipe, junto a la comitiva judicial al inicio de la reconstrucción del crimen que se llevó a cabo en Palmeira. CARMELA QUEIJEIRO

El presunto asesino salió de la cárcel para la reconstrucción del crimen. A escasos metros de él, la madre de la joven de Palmeira participaba en una concentración

20 jun 2024 . Actualizado a las 22:02 h.

A primera hora de la mañana de este jueves, en la localidad de Palmeira, en Ribeira, se desplegó un amplio dispositivo policial que, sin embargo, a nadie pilló por sorpresa. Los vecinos estaban al tanto de que era la fecha fijada para la reconstrucción del crimen machista que hace tres meses conmocionó a la sociedad barbanzana. La tarde del 19 de marzo, la joven Andrea Yturry, de solo 24 años, perdía la vida a causa de las puñaladas que presuntamente le asestó su expareja, Jhul Príncipe. Este 20 de junio, el acusado, que en su día reconoció los hechos ante la jueza, volvió al escenario del crimen para participar en la reconstrucción de lo que ocurrió aquella tarde.

La calle Doctor Torres permanecía cortada desde la noche anterior, y tampoco se permitía el acceso a la zona desde el cruce de la AC-305 con la calle Río Azor. Allí fue donde comenzó la reconstrucción de los hechos. Aquel día, el acusado dejó aparcado su coche en esa calle antes de dirigirse al domicilio que había compartido con Andrea, situado a escasos metros. Ese mismo recorrido lo repitió este jueves, desde pasadas las diez de la mañana, acompañado de la comitiva judicial mientras relataba paso a paso lo que pasó la tarde que, según él mismo reconoció, apuñaló a su expareja antes de intentar quitarse la vida.

El acusado, en el momento de acceder al interior de la vivienda en la que se cometió el crimen.
El acusado, en el momento de acceder al interior de la vivienda en la que se cometió el crimen. CARMELA QUEIJEIRO

Cámaras y micros

Con una cámara al pecho que registraba imágenes y sonidos de lo que iba relatando, fue respondiendo las preguntas que le hacían tanto la jueza como la fiscala sobre lo ocurrido el día de los hechos. Explicó como entró al domicilio utilizando su propia llave y como se precipitaron los hechos que acabaron con el apuñalamiento y su intento de suicidio. Una agente de policía con una complexión similar a la de Andrea hizo el papel de la víctima en una recreación que se prolongó durante unas dos horas y en la que participaron desde el forense que realizó la autopsia de la joven, hasta los primeros agentes que llegaron a la vivienda tras la llamada de alerta, así como la policía judicial y científica y los abogados de las partes.

El acusado mostró una actitud colaboradora en todo momento, respondiendo a todas las cuestiones que se le plantearon, y se reiteró en lo que en su día declaró ante la jueza: que una fuerte discusión derivó en la agresión mortal y que no fue algo premeditado. Este es un matiz importante de cara a la calificación de los hechos por los que tendrá que responder en el juicio y la posible condena a la que se enfrentará.

La reconstrucción de los hechos —en la que también se utilizó un dron— es una diligencia más dentro de la fase de instrucción del crimen, en el marco de la cual en los últimos meses se ha tomado declaración a personas del entorno de Andrea y Jhul, a vecinos y a los técnicos sanitarios y agentes de policía que acudieron al lugar el día de los hechos, entre otros.

A las 12.15 horas, Jhul abandonaba Palmeira en un coche policial con los cristales tintados y emprendía el camino de regreso a la prisión de Teixeiro, donde permanece desde principios de abril bajo un protocolo antisuicidios.

Mientras se disolvía la comitiva judicial, se dispersaba también la concentración que se mantuvo durante toda la mañana en las inmediaciones de la iglesia de Palmeira, un acto con el que se quería mostrar el apoyo social a la familia de Andrea y en el que participó su madre. Cabizbaja, pero absolutamente serena, siguió las idas y venidas de los agentes de la Policía Nacional que participaron en el operativo. Desde donde estaba, se atisbaba la vivienda en la que mataron a su hija y pudo ver, aunque fugazmente porque un furgón policial bloqueaba la visión, al presunto asesino.

Medio centenar de personas la arroparon acudiendo a la convocatoria de la asociación Mulleres en Acción, que hizo un llamamiento para visibilizar todas las violencias machistas: «Os asasinatos coma o de Andrea son o último chanzo, a punta do iceberg dun problema moito máis profundo, do día a día de moitas mulleres que non son libres. O machismo mata, pero tamén humilla, insulta, somete, agrede, viola, controla, manipula, culpabiliza...».

Asimismo, en un manifiesto, pidieron que la Administración ponga a disposición de la familia de la joven de Palmeira todos los recursos necesarios para poder afrontar la terrible pérdida que han sufrido.

La concentración pretendía sobre todo apoyar a la familia de la joven asesinada en un momento especialmente duro porque, como se explicó, estaban reviviendo lo ocurrido el 19 de marzo. Por eso, muchos vecinos acudieron a la llamada para mostrar su solidaridad: «Aquí non se olvida o que pasou, Palmeira é un pobo moi achegado, acóllese a todo o mundo e algo así nunca pasara».