Hace seis años, Daniel Martínez vendió su cuota láctea y cambió su explotación a la producción de carne. Llegó a poseer 60 vacas, pero ahora tiene poco más de la mitad debido a la escasez de la mano de obra, indispensable para la producción de leche.
«A carne dá moito menos traballo, e chega un momento no que hai que resignarse e pensar en manter o negocio para subsistir. O mercado está moi mal». El ganadero reconoce que de no ser por ayudas de la Administración, sería difícil conservar las explotaciones en las condiciones actuales: «Hai que autoabastecerse, a maioría do alimento debémolo producir nas nosas terras para aguantar da explotación».
Martínez ha propuesto varias veces la creación de una asociación para defender los derechos de los ganaderos de la zona: «Debemos unirnos para conseguir que a calidade da nosa carne, que é moita, se amose alá onde se venda. Poderíase crear unha etiqueta que asegure a calidade desa carne e a súa crianza tradicional».