El bailarín Manuel Roldán crea afición en Coristanco

E. Eiras / C. A. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Manuel Roldán, ayer, con el grupo de los pequeños.
Manuel Roldán, ayer, con el grupo de los pequeños. Lucía Caramelo< / span>

Niños de cinco a dieciséis años participan en un taller esta semana

14 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Danza moderna y hip hop hacen vibrar las paredes del edificio de servicios múltiples de Coristanco. Esta semana, niños y niñas de entre cinco y dieciséis años aprenden a mover su cuerpo siguiendo el ritmo de la música y las indicaciones de Manuel Roldán, un asturiano de 53 años que lleva desde los nueve enganchado a la danza.

Después de estudiar y bailar en Oviedo, Madrid, Florida o Nueva York, en 1986 Manuel Roldán decidió crear su propia escuela, que además de una sede fija tiene otra itinerante, con la que recorre diferentes puntos de España para inculcar a los más pequeños su amor por la danza.

Y así ha llegado a Coristanco, donde el grupo de los once niños más pequeños aprenden a bailar con las bandas sonora de Grease o Los Picapiedra. Manuel Roldán destaca la buena predisposición que ha encontrado, y no solo para participar en las clases. Su taller de danza ha levantado tanta expectación que ayer incluso contó con un grupo reducido de público que asomaba la cabeza con curiosidad en la puerta del salón de actos mientras el profesor les explicaba a sus alumnos la importancia de la sonrisa, porque ayuda a relajar todos los músculos del cuerpo. Y, aunque para la próxima clase tendrán el pelo rígido, la chulería y el aspecto de John Travolta, estos aprendices de bailarines no pueden perder esta sonrisa al menos hasta el viernes, día en que Manuel Roldán impartirá su última clase.