El carballo de Artes se desangra mes y medio después de romper

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ana Garcia

La Xunta estudia cuatro medidas para Vilar de Francos que ejecutará el Concello

17 sep 2018 . Actualizado a las 11:00 h.

El carballo de Vilar de Francos, en A Telleira (Artes, Carballo), uno de los más viejos e importantes de Galicia, se desangra. O, de una manera más correcta, languidece y se seca en toda la parte quebrada el pasado 3 de agosto, viernes, a primera hora de la tarde. Y de momento no se ha tomado ninguna medida, que decidirá la Xunta, conforma al criterio técnico de los expertos de la Universidade de Santiago, y que ejecutará el Concello carballés, como se comprometió a las pocas horas de romper el roble casi a la mitad.

En concreto, y según señalan desde la Xunta, «a Consellería de Medio Ambiente está a analizar o informe elaborado polos técnicos da Universidade de Santiago -tras unha visita realizada a finais de agosto- para coñecer o estado actual do carballo e plantexar posibles medidas encamiñadas á preservación do exemplar, por parte do Concello».

Entre esas medidas incluidas en el informe se encuentra la de un estudio biomecánico y de estabilidad, la recomendación de una tomografía del tronco, la reducción de la copa sobre las ramas para minorar su peso, o la instalación de un vallado que impida acercarse a la base del ejemplar.

Pero, mientras eso no ocurre, el tiempo pasa y el deterioro se asienta sobre el carballo. Ni el gobierno local ni la propiedad (la misma que tiene el pazo) pueden hacer nada, ni siquiera retirar las ramas secas, que son muchas. De hecho, llenarán un remolque de tractor cuando las retiren. o dos, El hecho de que se trata de un «árbore senlleiro», con la protección autonómica al máximo nivel (el único de la zona catalogado como tal, pese a los intentos de que hubiese más) impide cualquier actuación sin permiso. Así que toca esperar.

Muchas piedras aún resisten

Una de las muchas peculiaridades del carballo, cargado de años (más de 500) y de leyendas paganas y religiosas (estas, vinculadas a San Antonio, santo que también le da nombre al roble, es que tenía seis agujeros en su tronco en los que era costumbre encestar piedras: uno grande, el principal, y cinco de menor tamaño. El mayor las ha perdido casi todas, otros han desaparecido, pero algunos aún la retienen. Por ejemplo el más elevado, que casi no se ve, pero donde alguien logró colar rocas de gran tamaño, y ahí siguen. La leyenda de casamentero, por tanto, se mantiene. Y las visitas, también. Pero ahora el lugar está muy deslucido. La hierba no se puede cortar, y ha crecido mucho. La hojarasca seca es impresionante, sobre todo en contraste con la parte aún verde. El souto de al lado está muy tupido. El enorme tronco abierto impacta. Hay vallas protectoras para evitar aproximarse, pero es evidente que se traspasan por los carreiros: ayer por la tarde eran muy evidentes. No es buena idea, porque hay ramas que podrían precipitarse. Los técnicos dirán por dónde hay que cortar, pero la enorme parte desgajada es evidente que se talará.

Hay más árboles en riesgo

Árbol senlleiro solo hay el de Vilar de Francos, pero de interés son muchos más. El de Cereixo, en Vimianzo, es otro de los grandes carballos de la Costa da Morte, y la plaza empedrada que lo circunda no parece ser la mejor compañía para evitar su deterioro. En el paseo principal de O Allo, en Zas, ha habido que cortar y podar muchos que se secaron, y no son tan viejos, apenas 150 años. Hace ya casi dos decenios, el carballo de San Fins, en Cambeda, con fama de sanador de hernias desde tiempos ancestrales, sufrió una potente poda que no pudo con él. En la plaza de Carballo, un gigantesco ciprés, el más viejo del jardín, se desplomó sobre la plaza, y poco después hubo que talar otro, también seco.

No solo se mueren los viejos. Este año se plantaron 265 árboles en el polígono de Bértoa, la mayor actuación de estas características de una vez en un espacio público en la Costa da Morte en los últimos años. Más o menos un 10 % del total no han salido adelante, así que se volverá a intentar a principios del 2019. En el otro polígono, los ladrones arrancaron 32, ya repuestos.