Dice que su actitud era «distendida» y que se despidieron hablando de fútbol
03 nov 2025 . Actualizado a las 22:09 h.«Por favor, por todos ellos, cuenta la verdad», le suplicó este lunes un hombre que perdió a su madre en las riadas a Maribel Vilaplana, la periodista que comió con Carlos Mazón el día de la dana. A las nueve de la mañana, llegó cabizbaja al Juzgado número 3 de Catarroja (Valencia), donde declaró que compartió mesa y mantel con el presidente de la Generalitat en el restaurante El Ventorro desde las tres de la tarde hasta las siete menos cuarto, casi cuatro horas en las que el popular atendió numerosas llamadas telefónicas, pero se mostró «distendido», sin prisas ni preocupación, la acompañó paseando hasta el aparcamiento y se despidió hablando de fútbol. «¿Cómo pudo seguir la comida con normalidad, como si no pasara nada?», se preguntó la testigo, que rompió a llorar en repetidas ocasiones.
El tique del aparcamiento. «No lo tengo porque fue hace un año. Le dije a mi amiga que fuera al párking a conseguirlo, pero no se lo dieron», dijo la informadora, que aseguró que lo abonó con su tarjeta de crédito y se ofreció a dar la matrícula de su coche para que la jueza lo solicite a la empresa y saber así a qué hora el mandatario la acompañó hasta su vehículo.
La cuenta del restaurante. La cita se había concertado dos semanas antes y tuvo lugar en un reservado del piso superior. El dueño de El Ventorro subió con un sobre, el presidente lo abrió, lo leyó y lo firmó, según la declarante, que dijo ignorar qué contenía. Ambos comieron «productos de temporada», bebieron una botella de vino y no hubo copas tras la comida. Vilaplana explicó que quiso pagar su parte, pero que el político le dijo que no se preocupase, aunque no vio a nadie traer un datáfono a la mesa.
La oferta que rechazó. Vilaplana aseguró que Mazón le propuso un puesto directivo en la televisión autonómica À Punt, extremo que ella rechazó, tras comentarle que le «enervaba» que no se utilizara más el valenciano.
Numerosas llamadas y mensajes. El teléfono móvil de Mazón permaneció sobre la mesa. «No estaba incomunicado porque atendía al teléfono. Escribía y llamaba. Tengo la percepción de que hablaba poco. Me hacía gestos, en plan, un minuto... Iba y venía», describió Vilaplana. «No recuerdo si rechazó llamadas», indicó a una pregunta de la magistrada, ya que, según la información de la causa, el popular evitó atender dos llamadas de la consejera Salomé Pradas. «Nunca me comentó que habló con Pradas. No oí nada de dana ni de lluvias ni del Cecopi...», agregó. Ella le propuso salir del reservado para que él hablase con tranquilidad a partir de las 17.30 horas, cuando recibió muchas llamadas. «Se levantaba y las atendía. Se apartaba cuando le sonaba el móvil», agregó.
El vídeo de las inundaciones en Utiel. «Eso es de un chat familiar. No es un vídeo sino un link. Yo el móvil lo tengo guardado, lo saco en uno de esos momentos que sale Mazón. Y pongo un emoticono. Ni lo abro. No vi el vídeo. Me atormenta no haberlo abierto», apuntó Vilaplana para aclarar que no le mostró esas imágenes al político en la sobremesa, como se publicó.
El cambio de ropa del popular. La testigo explicó que Mazón portaba una mochila, se quitó la americana y se puso un suéter, aunque dijo desconocer si es el mismo que llevaba puesto cuando llegó al Palau de la Generalitat y al Cecopi.
La presión mediática. «Me han llegado a extorsionar diciendo que había imágenes mías saliendo de casa de Mazón a las 18 horas de la tarde y que si no hablaba... lo iban a publicar», denunció la testigo, que no quiso concretar qué medios o periodistas la amenazaron.
Hablan de madrugada. Cuando la periodista llegó a casa y se enteró de la tragedia, escribió a Mazón para que contactara con ella. «Cuando me llamó, ya estaba durmiendo», recordó. El presidente le dijo: «Esto es muy gordo. Es muy grave. Cómo iba a saber esto...». Y Vilaplana le pidió, por favor, que no hiciera público su nombre. «Fui una cobarde por no asumir aquello. Me arrepiento de habérselo dicho. Hubiera sido todo de forma diferente», admitió.
El último contacto, dos días después de la dana. Mazón habló con ella dos días después, se disculpó y la avisó de que debía decir su nombre porque tenía «mucha presión». Le pidió, además, cortar toda comunicación. «Entré en pánico y lo borré todo», incluso su contacto, dijo en referencia a los wasaps con el presidente.