
«El Cabo de San Hadrián es un particular cementerio natural, homenaje tal vez a la Costa da Morte que se inicia aquí»
12 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La separación de las Illas Sisargas de tierra firme se efectúa por una banda de roca, un ortogneis que ha sufrido un proceso de cizalla extrema, un movimiento del continente de norte a sur ocurrido en el momento del acoplamiento de las placas que dieron lugar a Pangea. Se puede decir que ocurrió en torno a los 370-380 millones de años.
Después de chocar Gondwana con Avalonia, la península ibérica, formada en el contacto, sufrió un movimiento de norte a sur que cortó la roca en finas láminas en una banda de unos 300 metros de ancho.
Aún se conserva parte de esta roca cizallada dando lugar a un hermoso campo de tombstone o lápidas, lajas de ortogneis verticales que transforman Cabo de San Hadrián en un particular cementerio natural, homenaje tal vez a la Costa da Morte que se inicia aquí.
La Rasa Atlántica
La erosión del mar aprovechando la debilidad de la roca excavó el paso durante el Cuaternario. Pero la superficie plana de las Sisargas es la muestra más espectacular de la Rasa Atlántica, compitiendo ventajosamente con la Rasa Cantábrica a la que triplica en altura sobre el nivel del mar.
La Rasa Atlántica, como su homónima del Cantábrico, no tiene nada que ver con la erosión marina. Se trata de superficie de arrasamiento continental, se llaman superficies de corrosión química, que fueron elevadas durante la tectónica alpina del Cenozoico. Aunque aquí no ha tenido ocasión de producirse, como en el Cantábrico, el levantamiento de una cadena montañosa.