
Una de las mejores atletas de la historia de España, volvió a competir en el 2021, 25 años después de ser olímpica y lograr un récord nacional, y tras pasar la época más oscura de su vida
01 abr 2022 . Actualizado a las 12:42 h.En medio de un paradigma actual en el que las tendencias se miden por Trending Topics en las redes, conviene resaltar que la salud mental tenga cada vez más espacio en los debates sociales. Un tema que ha abandonado el sobrenombre de tabú gracias, en parte, al deporte, que ha servido de gran pantalla para visibilizarlo. En los últimos años, son varios los casos de profesionales del más alto nivel que han mostrado sus problemas más internos, desde la estadounidense Simone Biles, hasta Gervasio Deferr.
Julia Vaquero también pertenece a esa lista. Nacida en Francia (1970), pero criada y residente en A Guarda, la que había sido una de las mejores atletas españolas del siglo XX, desapareció del gran foco de un momento para otro y comenzó un ostracismo del que no salió hasta poco después de la llegada de la pandemia. «Eu xa notaba que estaba mal mentres competía e o meu círculo prexudicábame moito, ata o punto de que xa non puiden máis», dice Vaquero, que se retiró en 1999 después de haber sido novena en la final olímpica de 10.000 metros en Atlanta 96 y de haber corrido los 5.000 metros lisos en 14.44,95, una marca que sigue significando el récord de España en la modalidad.
Víctima durante muchos años de «agresiones psicológicas» por parte de su entorno más próximo, se vio obligada a acudir a un psiquiatra, que le diagnosticó trastorno bipolar y le ordenó medicación. «Levo moitos anos loitando contra un diagnóstico erróneo, porque en realidade non teño nada e a medicación fíxome caer nun pozo máis escuro no que chegou a ser preciso un ingreso a forza, porque estábame matando», cuenta.
Tuvieron que pasar casi dos décadas para que fuese capaz de dejar la medicación y volver a los orígenes, cuando corría simplemente por gusto y alejada de cualquier presión que no fuese la que su mentalidad de ganadora le exige. «Os primeiros meses costoume superalo, porque aínda era a Julia de 1999, pero xa podo dicir que o deporte foi a miña salvación e que por fin disfruto correndo, moito máis que cando era profesional», comenta. También a nivel de imagen. «Moita xente pasou de verme como unha tola a aplaudirme cando estou adestrando», destaca sobre la visibilidad de la salud mental.
Una genética privilegiada
Sus primeros entrenamientos tras la pandemia le sirvieron para darse cuenta de que mantenía unas condiciones físicas privilegiadas, que pronto ayudó a perfeccionar Franc, el entrenador que le animó a probar la bicicleta como solución a unas molestias en el pie y que la preparó para el primer maratón de su vida, el que corrió en Valencia en el mes de noviembre. «Esa proba volveume abrir moitas portas e como lle collín gusto a bici, puxémonos a buscar duatlóns», señala. Su primera vez será en el Val de Soneira, que le hará conocer una Costa da Morte que no recuerda haber pisado. Una prueba que comienza con 5.000 metros de carrera, un tramo en el que es la mejor española de la historia, aunque ahora lo haga seis minutos más lento que hace un cuarto de siglo. «Estou nerviosa por se a lío no cambio», dice de una cita en la que espera disfrutar más que en Atlanta 96.
