La pobreza era algo tan arraigado que pasaba de padres a hijos

RAMÓN ROMAR

CARBALLO

Soumadorio. Se usaba para hacer los surcos profundos y anchos en la siembra del trigo. Le falta el timón, en donde se enganchaban los bueyes.
Soumadorio. Se usaba para hacer los surcos profundos y anchos en la siembra del trigo. Le falta el timón, en donde se enganchaban los bueyes.

Mi aldea del alma | Siguen las crónicas de Ramón Romar, sobre las «finanzas» de sus trastarabuelos

18 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La pobreza marcaba a nuestros antepasados. Más en concreto a mis trastratarabuelos. A finales de 1849 fallece Francisca, y a primeros de 1850, Antonio. La partija de sus bienes, hecha en abril de 1850, es un documento de 28 páginas, con mucha información. En el activo se aprecia un buen número de utensilios para el hogar y el campo, ganado y varias fincas. Es muy curioso ver cómo todo, absolutamente todo, tenía algún valor. Hoy son incomprensibles aquellas valoraciones: «Un machado viejo rompido, un pote roto, un caldero sin aro...». A una xovenca (vaca joven) y la potra (yegua joven), que tenían en régimen de aparcería, le ponen el 50 % de su valor (es verdad que el beneficio era del 50%, pero la propiedad realmente era del aparcerista). En el ajuar citan: arcas, mesas, mantas, sábanas, almohadas, refajo, montera, calzón y otros, pero no citan jergones ni camas.

Esto confirma lo que cuenta, diez años antes, George Borrow en su libro La biblia en España. Cuando estaba a dos leguas de Corcubión, paró para descansar, y le preguntó al dueño de la casa si tenía alguna cama donde dormir, y este le respondió que «hasta llegar a Corcubión no hallaría cama alguna». Las primeras camas que vi en partijas son de 1898, cuando murió Rosa, hija de estos.

El gran problema estaba en el pasivo, compuesto por 24 partidas, por un importe de 1.647 reales con 5 maravedíes, que suponía el 50 % del activo. Citaré, por su peculiaridad, las diez que tenían que ver con la iglesia o con sus representantes:

  1. «—D. Pedro Lois, presbítero, 4 reales.
  2. —Misas de fundación, 12 reales y 12 maravedíes. (Estas misas se fundaban al hacer el testamento. Eran perpetuas, pasando la obligación de unos herederos a otros).
  3. —Al señor cura de esta parroquia, 38 reales.
  4. —A la iglesia por renta de Fábrica, cuatro ferrados de trigo a 10 reales: son 40 reales.
  5. —A Juana Blanco criada del cura 24 reales. (Con Juana, como criada, coincidió mi abuelo Ramón López, también como criado, pero él andaba lleno de piojos y descalzo, y no tenía dinero para prestar).
  6. —A Alonso Pailos (uno de los yernos), por entregar 19 reales para las misas.
  7. —Al glorioso San Antonio, 9 reales y 8 maravedíes. (Sin comentarios).
  8. —Por un arreglo que hicieron los vecinos en la Iglesia de Baio 30 reales.
  9. —Se adeudan las sepulturas de los petrucios, 15 reales.
  10. —De las dos bulas de los muertos que se le tomaron por devoción, 6 reales».

Estas deudas tan elevadas podían deberse, en parte, a los gastos derivados del fallecimiento de los dos, con solo dos meses de diferencia. Muchas veces estos gastos eran la ruina de una familia, debido a las mandas testamentarias y a la luctuosa. Solo en curas se iba un dineral. En este caso asistieron diez sacerdotes al entierro, al funeral del séptimo día y al cabo de año, que era lo normal para su «rango». También podía deberse a que muchos años no recogerían cosechas suficientes para hacer frente al sinfín de ferrados de trigo que tenían que pagar.

Por lo que se deduce del inventario, sembraban maíz, patatas y hortalizas para autoabastecer a diez personas y el ganado; sembraban linaza para (junto con la lana) hacer su ropa y la del hogar, y sembraban trigo para pagar las rentas.

En un artículo que publiqué en La Voz de Galicia de Carballo sobre el trigo que pagaban decía: «…había labradores que comían menos trigo que los gorriones». Creo, sinceramente, que muchos años así era. La prueba la tenemos en el inventario donde figura: tocino, unto, patatas, maíz o linaza, pero no trigo. Se supone que después de pagar las rentas y de sembrar, en las huchas no quedaba un solo grano. Como se puede ver, la pobreza era algo tan arraigado, que pasaba de padres a hijos de forma institucionalizada.