
La 38.ª edición de la Festa da Praia volvió a ser un auténtico éxito que reunió diversión, tradición y colaboración vecinal en un entorno único
04 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.No es sencillo seguir sorprendiendo cuando ya van 38 ediciones. Pero en O Ézaro se consigue. Allí, con uno de los días más calurosos del verano y la playa llena de gente, volvió a llevarse a cabo con mucho éxito la más que consolidada Festa da Praia, que había arrancado el sábado con unos talleres a partir de material reciclado, juegos infantiles y un concierto en la pérgola, frente a la cascada, en un entorno mágico. El guateque a cargo de Gramola Yeyé «fixo que moitos se quedaran logo de ver a iluminación da cascada, para a que xa tivemos que regular o acceso porque é moita xente a que vén», explicaba ayer Ana Casáis, técnica de Cultura, desde O Ézaro, cuando a la celebración todavía le quedaba la exhibición de danza comercial de Carla Ferrío.
La jornada había empezado bien pronto, sobre las 11.00 horas, con la continuación de los talleres de manualidades y juegos de habilidad. También había hinchables por los jardines del paseo marítimo, aunque nadie aguantaba mucho tiempo sin pegarse un baño para hacer frente a las altas temperaturas.
Por ello, más mérito todavía tuvo el trabajo de los vecinos y vecinas de O Ézaro, responsables máximos de la sardiñada popular. «O día que eles se cansen, será moi difícil continuar porque son moitas horas as que botas, nós agradecémosllo moito», dijo Casais. Desde antes de las 13.00 y hasta más allá de las 15.30 horas, sirvieron más de 4.000 sardinas. «E non foi en goteo, senón nunha fila constante, tivemos que parar», indicaba la responsable de Cultura.
Tras descansar la comida, empezaron a media tarde algunas de las actividades más esperadas, como las carreras de obstáculos para niños, en las que hubo que hacer hasta seis salidas, o los insustituibles juego de las sillas y «o baile do cañoto». Para ambos hubo categoría infantil y adulta, aunque en el segundo de ellos el premio tuvo que ser compartido entre tres parejas locales.
La orquesta Finisterre puso el broche final a una fiesta que reúne diversión, tradición y colaboración vecinal.