Cada vez son más los técnicos que contribuyen al desarrollo urbano de la localidad
29 may 2022 . Actualizado a las 09:24 h.
En Carballo hay muchos arquitectos de varias generaciones, pero era poco habitual su participación en actuaciones públicas de transformación urbana. Sí ha habido casos, pero casi como excepciones, entre otros motivos porque la gran variación ha llegado en los últimos años. E incluso en ella, algunos de los proyectos destacados (la biblioteca Rego da Balsa, sin ir más lejos) fueron ganados por arquitectos de otras localidades. La tendencia parecer que se invierte, y son cada vez más los locales que diseñan las obras, mayores o menores, que están cambiando la localidad y sentando las bases del futuro, además de crear los espacios por los que se mueven y conviven cada día miles de personas.
Fernando Añón Pose acumula ya una notable experiencia. Suyos son los centros sociales de Ardaña y Cances, el pabellón de A Cristina y el cierre de los del Fogar y San Luis Romero; actuaciones en el Concello, cementerio o el Museo Bergantiños, y otros. Pero el más visible al público es la urbanización de la Rúa do Sol, en la que además vive, así que fue un doble reto. Vados, mobiliario, vegetación... Todo ha habido que ponerlo en su sitio y crear un todo armónico, con el paso de coches y peatones. La vida en la calle, dice, aumenta la calidad de vida cuando aquella es más amable. En su caso, ya solo el hecho de eliminar el doble sentido fue una mejora importante.
Javier Caamaño Puñal, carballés de la Gran Vía de 46 años, ha sido el encargado de darle vida como centro social a la antigua Escola de Arrabaldes, en A Milagrosa, y suyos serán los trazos de una reforma que afectará al Pazo da Cultura. El edificio, pequeño, ya está siendo usado por muchos vecinos. Dice que no fue un proyecto complejo, más bien de reactualización de la construcción. Salvo los muros de piedra, todo es nuevo, con elementos añadidos como el porche. El blanco, color que tuvo hace años, se recupera y se contrasta con el sepia, dando un aspecto moderno y agradable a la vista. Javier cree que el cambio urbano en Carballo en general está bien. Le gusta, por ejemplo, cómo ha quedado la Martín Herrera. Reconoce que todo es opinable, pero la transformación se nota, y valora que los arquitectos carballeses puedan participar en ella, ya que también la viven y por tanto ven las soluciones.