El Xabarín Club le hizo prendarse de la magia y a los 14 ya conmovía al público con sus trucos

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

LA CANTERA DEL TALENTO | El carballés Álex Torres compagina las actuaciones con el trabajo en una editorial de Madrid especializada en ilusionismo

28 ene 2024 . Actualizado a las 20:32 h.

El ajetreo, las luces de neón, el tiempo acelerado, la cultura... A Álex le late el corazón un poco más fuerte cuando está en Madrid, pero hay algo de lo que siempre se chulea con sus compañeros: viene de una tierra mágica, pero mágica «de verdade», dice. Tanto, que esa magia echó raíces dentro de él, expandiéndose y dándole hambre de conocimiento, de saber, de aprender a emocionar, de forjar expectativas. Y ahora, muchos años después, puede presumir de ser de los pocos adultos que se ganan la vida jugando a tener poderes. ¿No es ese el sueño del niño que todos llevamos dentro?

Alejandro Torres Louzao (Carballo, 1997) se prendó de la magia cuando tenía solo diez años. Era un fiel seguidor del Xabarín Club, particularmente de la sección «Manda truco». «Saían as mans dun mago e, logo, explicábano. Lembro que o vin e me fascinou. Nunha ocasión sacaron un xogo cunha corda e un aro, e eu intentei facelo cun cordón de zapato e unha pulseira da miña nai», explica Álex. Le salió a la primera y se sintió algo así como un elegido, un niño tocado por los dioses del ilusionismo. Entre un libro que le había dejado el Ratoncito Pérez, un Magia Borras que le regaló su hermano y los tutoriales que podía encontrar en internet fue aprendiendo más y más, y a los catorce ya dio su primer espectáculo de la mano de la Asociación Cultural Coro Vagalume.

José Manuel Casal

Salió muy bien, y aún a día de hoy recorre a alguno de aquellos juegos que tanto impresionaron al público. «Menos é máis. Ás veces, coas mangas subidas e os dez dedos fas desaparecer unha moeda e é tan potente como se ocultases un elefante. Apaixóame todo da maxia, pero fago sobre todo moito salón e traballo tamén de cerca», explica Álex. Es de los que lleva siempre unas monedas o una baraja encima, y es que no necesita grandes florituras para armar un número. Dice que los magos no alquilan sus poderes por horas ni para usarlos solo sobre el escenario, así que en cualquier rincón, en cualquier momento y circunstancia, arma un par de trucos que harán que más de uno se quede dándole vueltas a cómo lo hace.

Cuando decidió que quería dedicarse a esto contó con el apoyo total de su familia. «Meus pais educáronme para que na vida loitase por ser feliz, non por chegar alto», sostiene el carballés, que estudió Ilusionismo en un centro adscrito a la Complutense y que se formó en otras disciplinas como el clown.

Ana García

Se levanta, desayuna, come, merienda y cena pensando en magia, confiesa. Y hasta dice sentirse un poco culpable porque, para él, este trabajo no es trabajo, el esfuerzo no es esfuerzo y las horas que invierte no le importan lo más mínimo. «Son tan egoísta, que estou todo o tempo facendo isto. Cando un é mago, é mago sempre. Escoiteille a Alba Bermúdez [actriz] dicir unha vez que ela nunca tivo un plan B [unha alternativa á interpretación], senón un plan A polo que foi a por todas. E coincido totalmente», reflexiona Álex.

Y siguiendo ese plan A, se fue haciendo un nombre en el mundo del ilusionismo e incluso encontró trabajo en una editorial especializada en el sector. Y es que, más allá de la práctica, le entusiasma también el estudio de esta disciplina.

BASILIO BELLO

Actualmente vive —y le encanta vivir— en Madrid, pero vuelve por Carballo cada poco tiempo. Cuando piensa en dónde estará de aquí a unos años, explica que prefiere ir «pouco a pouco», sin pensar demasiado a lo grande y olvidarse de las pequeñas cosas de la vida. «Gustaríame seguir dedicándome a isto, e desenvolver un estilo que o día de mañá lle aporte algo a alguén: deixar unha pegada», apunta Álex.

Ana Garcia

Por lo pronto, este carballés al que también le gusta la música, los videojuegos, el teatro o los espectáculos, tiene en un horizonte próximo un viaje al Castillo Mágico de Hollywood, un club para entusiastas del ilusionismo que visitará para llevar a cabo proyectos de la editorial y, cómo no, enseñar sus propios poderes. Según dice, los profesionales españoles están muy bien vistos en el extranjero y espera poder ser un buen embajador.