Cuando en mayo del 2023 el exministro José Luis Ábalos participó en actos en la campaña de las municipales en Carballo y Cee, los políticos locales que lo acompañaron ese día poco podían imaginar la categoría del personaje. Tampoco los que se reunieron con él siendo aún titular de Fomento. Al margen de lo que se le impute finalmente y como acabe la cuestión legal, lo que es indudable y más que probado es la cuestionable calidad humana del individuo. Evidentemente no se trata de un problema de un partido u otro porque en todos medran este tipo de comportamientos, digamos «campechanos», una supuesta cualidad que ha terminado por ser un defecto enorme.
Aunque para algunos opinadores de taberna «todos los políticos son iguales», lo cierto es que no es así. En general, alcaldes y concejales son personas que persiguen el bien público y quieren lo mejor para sus vecinos, aunque no todos llevan a cabo la tarea del mismo modo ni con el mismo acierto.
Precisamente por este motivo es necesario que en todas partes sean capaces de detectar y aislar comportamientos que a poco que uno se fije están abocados a terminar dando vergüenza, aunque esto va por parroquias.
Convendría olvidarse del «y tú más», poner coto a comportamientos de dudoso gusto y, sobre todo, atreverse a llevar a cabo aquellas acciones que se consideran mejores para la comunidad. Por eso hay que alabar la decisión del BNG de Corcubión de seguir con el plan de tráfico, a sabiendas de que le puede costar votos. En política hay que ser decente y consecuente.