La consellería de Medio Ambiente reconoce el trabajo de los alumnos fisterráns

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

FISTERRA

JORGE PARRI

Ángeles Vázquez celebra con los escolares del Fin do Camiño su proyecto para reintroducir una especie amenazada

07 oct 2019 . Actualizado a las 20:48 h.

El Alyssum gallaecium, una planta en peligro de extinción, había desaparecido de la playa fisterrana de Mar de Fóra. Los alumnos y el equipo docente del IES Fin do Camiño, con un largo y meticuloso trabajo de tres años consiguieron reintroducirla, y la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, quiso agradecérselo celebrando con ellos el Día Mundial do Hábitat.

«Galicia é unha rexión privilexiada grazas ao esforzo de institucións, de docentes e neste caso tamén grazas ao esforzo dos alumnos», señaló Vázquez Mejuto, quien destacó que en la comunidad hay 64 hábitats declarados de interés y 13 de ellos son vulnerables, con lo que entiende que desde Fisterra se está haciendo «un labor moi importante», que quiso agradecer a la dirección del centro, a los profesores, al Concello y, sobre todo, a los escolares. «Este é un legado para eles mesmos e para os que veñan detrás. Falar de hábitats supón falar de coidados. A través de leis, como a Lei do Patrimonio Natural de Galicia, pero tamén de coidados dos humanos, porque somos os humanos os que realmente fracturamos os hábitats», incidió la conselleira, quien quiso destacar que los escolares del Fin do Camiño serán «agraciados e recoñecidos pola Xunta, porque fixeron un traballo único. Aínda que eles digan que foi doado, fai falta ser moi constantes».

Fueron los propios alumnos los encargados de desgranar, en presencia de los representantes autonómicos y también locales, como el teniente de alcalde, Xan Carlos Sar, en qué había consistido su proyecto. Desde cómo trataron la germinación de las semillas: analizando sí surgían más fuertes en oscuridad o con luz, hasta los posteriores análisis de los componentes del terreno, para los que contaron con la colaboración de la Universidade de Santiago de Compostela.

Detectaron, por ejemplo, que la capacidad de supervivencia aumenta en aquellas zonas en las que el terreno tiene más posibilidades de retención de agua y que, aunque las semillas tardan más vienen con mayor fuerza si se germinan con luz que en la oscuridad. Para ello, aparte de tomar ejemplares de A Langosteira para reintroducirlos en el arenal de Mar de Fóra tuvieron que realizar un trabajo de campo cada 15 días en el que fueron analizando la evolución de la microrreserva que actualmente es ya una realidad gracias a su esfuerzos.

Seguimiento cada 15 días y analíticas en la universidad

La profesora Virgina Rodríguez, que ahora da clase en Brión, quiso acompañar a sus exalumnos a los que llevó de la mano en este interesante proyecto ambiental, científico, pero, sobre todo, didáctico. Le dio un papel principal a la implicación de los alumnos, a «encontrar unha forma onde eles puidesen traballar», porque también hay una labor de concienciación importante que hacer, ya que en el entorno de la micorreserva se pueden observar, por ejemplo, roderas de vehículos.

Tenían constancia a través del catálogo de especies que el Alyssum gallaecium estaba presente en Mar de Fóra en 1975 y, sin embargo, al contrario que en otras zonas como A Langosteira, había desaparecido, con lo que tomaron el cuenta esas cinco microrreservas pretendidas desde el Concello y se pusieron a trabajar. El primer año pusieron 40 plantas con banderas que se llevó el viento, al siguiente ya plantaron en tres cuerdas de 60 plantas, y el último en cuadrículas. Todo ello después de investigar la germinación, con un seguimiento quincenal sobre el terreno y mucha investigación detrás, midiendo la temperatura del suelo y tomando muestras de fósforo, amonio, salinidad...