
Escribe Ramón Romar López | Historia e intrahistoria de un documento 150 años después de su firma en Laxe
01 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Como aficionado a la numismática y a la filatelia, durante muchos años, los domingos iba a la Plaza Mayor de Madrid, en cuyos soportales se instalaban esos días pequeños puestos para coleccionistas de estas aficiones, entre los que me encontraba. También había allí puestos en los que se vendían postales y escrituras antiguas. En estos últimos repasé una y otra vez las escrituras que había de la provincia de A Coruña, a ver si encontraba algo sobre Fornelos o sus aledaños. Era buscar una aguja en un pajar, pero con constancia, conseguí una cédula (documento en el que se reconocía una deuda o una obligación) de un vecino del lugar de Dombate, (aldea más próxima a Fornelos), del año 1830, y dos Oficios (escritos con mensajes muy escuetos), uno de la Administración de Aduanas del Puerto de Corcubión del año 1859, y otro del Juzgado de Paz del Ayuntamiento de Laxe del año 1882.

Estas escrituras no aportaron mucho a mi pequeño archivo personal, pero forman parte de este. La gran mayoría de documentos que componen este archivo, algunos con una antigüedad cercana a los 500 años, son sobre pleitos, hipotecas, foros, compraventas, testamentos y partijas, y en todas hay un denominador común en el trato que recibían nuestros antepasados, los labradores. Como tengo muchas horas libres, poco a poco las voy transcribiendo, y veo que en todas ellas están reflejadas las penurias y humillaciones a las que estaban sometidos nuestros ancestros. Solo con ver los ferrados de trigo que pagaban por rentas e impuestos, da la impresión de que en Galicia se producía más trigo que en Castilla. Fueron cientos de años de sufrimiento, pero para hacernos una idea de cómo era aquella esclavitud, no hace falta remontarse muchas generaciones. Concretamente, esta cédula que cito es de los años en que nacieron mis bisabuelos, y es un claro ejemplo del nivel de vida que tenían.
El veintiuno de enero del año mil ochocientos treinta, Florencio Varela, vecino del lugar de Dombate, parroquia de San Juan de Borneiro, Jurisdicción de Soneira, era dueño de una casa que se describe así: «Está tejada, maderada y a dos aguas. Sin ventanas. La puerta principal y corral, donde hay un cobertizo, dan al solano. Con su cocina, caballerizas y cuadras para el ganado. Le pertenece por compra. Y tiene que pagar una pensión de diecinueve cuartillos y medio de trigo al Señor Conde de Maceda, en su casa del pazo Romelle…».Se entiende que solo tenía una planta y con toda seguridad sin chimenea. Solo tenía tres estancias, dos para el ganado y una para las personas, con lo cual todos dormirían en el suelo, aunque en este caso, lo hacían separados los humanos de los animales. Un lujo. De las camas, para la clase baja, no vi rastro de ellas en las partijas hasta finales del siglo XIX; y chimenea, la tenían muy pocas.

Todavía recuerdo en Fornelos media docena de casas que no la tenían, aunque ya todas eran de dos plantas, con ventanas y con camas. En nuestra casa recuerdo las camas de hierro forjado, con figuras de bronce y colchón de lana. Este tipo de viviendas existían en todas partes, no era solo en Galicia. Para muestra veamos lo que dice el Padre Sigüenza, el que compuso el sermón para la inauguración del monumental Monasterio de El Escorial, en el siglo XVI: «… en toda la villa no había una chimenea, ni una sola ventana, por la cual el humo, las bestias y los hombres todos tenían una entrada y salida común».
Pero volvamos a la cédula y veamos para qué se hizo la descripción de la casa. A pesar de que ya pagaba una pensión, Florencio se vio en la necesidad de hipotecarla de nuevo, y lo hizo a favor de don Francisco Vermúdez, vecino de la villa de Laxe, y acuerdan que Francisco le da 210 reales por la hipoteca, y Florencio, a cambio, se obliga a pagarle ferrado y medio de trigo, anual y perpetuo; él y sus descendientes.
Las condiciones para Florencio son terribles. La hipoteca no era solo sobre la casa, sino que también tiene que responder con todos sus bienes; los que tiene y pueda tener en el futuro, él y sus herederos. Para mejor cumplir, se sujeta al poder necesario, a los jueces y justicias seglares de Su Majestad, y renuncia a todas las leyes, los foros y derechos habidos y por haber que le puedan favorecer. Dombate era, y es, una aldea con muy pocas casas y, posiblemente, la que compró Florencio Varela, fuera la de los Varela, donde había nacido él y, años antes, mi quinta abuela Rosa Varela. Rosa, que se casó con Blas de Leis y tuvieron una hija, Francisca Leis Varela, la cual se casó para Fornelos con Domingo Antonio Romar Lema y tuvieron su primer hijo en 1808. De todas estas incógnitas, tengo una medianamente clara: Rosa, si no nació en esta casa, nació en una muy semejante.
Y una pregunta: ¿Qué recorrido habrá hecho esta cédula durante los 150 que tardó, desde que se firmara en Laxe hasta llegar a mis manos, chozno (hijo de un tataranieto) de Francisca Leis Varela, en los soportales de la Plaza Mayor de Madrid?