Una nueva carrera hacia la presidencia de la Xunta

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

LAXE

Los seis presidentes de la Xunta: Gerardo Fernández Albor, Fernando González Laxe, Manuel Fraga, Emilio Pérez Touriño, Alberto Núñez Feijoo y Alfonso Rueda
Los seis presidentes de la Xunta: Gerardo Fernández Albor, Fernando González Laxe, Manuel Fraga, Emilio Pérez Touriño, Alberto Núñez Feijoo y Alfonso Rueda la voz

Cuatro presidentes de Galicia llegaron al poder después de unas elecciones, y los otros dos, Laxe y Rueda, a través de una moción de censura y de un relevo en el Gobierno, respectivamente

18 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer presidente de la Xunta fue inesperado. Las entonces inexistentes casas de apuestas habrían colocado a José Quiroga, líder de UCD, como preferido para el triunfo electoral. Pero, contra todo pronóstico, el primer mandatario de la Xunta autonómica, con su Estatuto recién aprobado, fue el médico galleguista Gerardo Fernández Albor, de la Alianza Popular de Manuel Fraga, que aparecía como tapado en una candidatura que reivindicaba la galleguidad —«Galego coma ti»— mientras el partido ejercía el antiautonomismo a nivel estatal. Aquella primera legislatura transitó por el camino del consenso que se había iniciado con la propia investidura de Albor, en 1982, cuando tres diputados galleguistas que iban como independientes en las listas del PSOE apoyaron al candidato de AP para que el primer Gobierno autonómico gallego tuviera más legitimidad.

 

Ese clima se desbarató en la segunda legislatura, a partir de 1985, cuando se gestionaron los restos del naufragio del centrismo de Suárez y Albor es presionado con la dimisión de todos sus conselleiros para después dejar el poder en septiembre de 1987 en una moción de censura que aupó a San Caetano a un joven socialista de 35 años, Fernando González Laxe. Galicia fue la primera comunidad en la que UCD inició su declive, y también la primera que vio triunfar una moción de censura.

Esta primera alternancia en el poder no surgió de las urnas, sino de la geometría volátil de aquel Parlamento, en el que fue clave el papel de Coalición Galega, versión galleguista del centrismo que primero se abstuvo para hacer presidente a Albor y luego viró hacia el PSOE para entregar el poder a Laxe. Hay otro momento en la historia democrática de Galicia en el que se produce un cambio de presidente sin que haya elecciones: el relevo de Alberto Núñez Feijoo por parte del que era su vicepresidente primero, Alfonso Rueda, que superó la investidura gracias a la mayoría absoluta del PP y que hoy se enfrenta al veredicto de las urnas. Feijoo se fue a dirigir el PP a nivel estatal y Rueda se convirtió en el primer presidente por relevo.

El techo socialista

En 1989, El PSOE de Laxe no aprovechó electoralmente ni el balance de su gestión durante los dos años posteriores a la moción de censura ni el viento de cola de un Gobierno central con Felipe González todavía sustentado en una cómoda mayoría. Pese a ello, logró el techo histórico del PSdeG en Galicia, con 28 diputados.

Fraga, como Feijoo en el 2005, consiguió su primera mayoría absoluta por la mínima en esas elecciones. Pero inició un ciclo de mayorías absolutas que fueron más holgadas en las tres citas electorales siguientes: una cadencia muy similar a la que tendría su sucesor al frente del PPdeG ya en el siglo XXI. Manuel Fraga, bregado en mil batallas, llegó al poder con 68 años y lo abandonó con 83, después de una última legislatura agónica, marcada por el desastre del Prestige, una amenaza de escisión de parte del PP ourensano y dos mociones de censura. Esta crisis política se zanjó con un PPdeG más dirigido desde Madrid, y con el hombre fuerte que representaba la corriente galleguista, Xosé Cuíña, defenestrado.

De este complejo caldo de cultivo surgió Alberto Núñez Feijoo como sucesor y heredero del fraguismo, aunque con matices, pues la nueva dirección del PPdeG fue menos tolerante que su predecesora con los barones territoriales —aunque manteniendo los equilibrios— y abrió el camino a una nueva generación de políticos que se formaron en el galleguismo inclusivo del centroderecha, ideario que sigue vigente a día de hoy. Mientras, la izquierda asistía a las dos últimas mayorías absolutas de Fraga con un BNG más fuerte que el PSOE. Con Xosé Manuel Beiras como candidato, consiguió adelantar en 1997 ante a una lista socialista encabezada por Abel Caballero. En el 2001 se produciría un empate entre ambas formaciones a 17 diputados, aunque los nacionalistas se mantuvieron como segunda fuerza política en número de votos.

El PSOE resurgiría de sus cenizas con la candidatura de Emilio Pérez Touriño, que se quedaría muy cerca del techo conseguido por Laxe, con 25 diputados, el segundo mejor resultado electoral en unas autonómicas en Galicia. La pérdida de la mayoría absoluta abría la puerta a la segunda alternancia en la Xunta, también con otro presidente socialista, y, en este caso, con una alianza bipartita con el BNG de Anxo Quintana. En paralelo, el PP preparaba la transición desde el fraguismo con dos figuras complementarias: Alberto Núñez Feijoo y Alfonso Rueda, un tándem sin competencia a su derecha que logró igualar las mayorías absolutas de Fraga. Mientras, el BNG afrontó una larga travesía por el desierto a partir del 2012, con la competencia de la izquierda rupturista que entró con fuerza en el Parlamento gallego antes de que lo hiciera a nivel estatal.