Pablo Clavería, jugador del Zamora CF: «Me sentí muy querido y apreciado en Lugo, muy a gusto, fui muy feliz allí»
CDLUGO

El pivote y volante recibe este domingo al equipo lucense, donde jugó temporada y media
13 sep 2025 . Actualizado a las 18:26 h.Pablo Clavería Herraiz (Madrid, 1996) juega por segunda temporada consecutiva en el Zamora CF, equipo que recibe al CD Lugo en el estadio Ruta de la Plata de Zamora este domingo (18.15 horas, LaLiga+ y FootballClub Play). El madrileño jugó entre enero del 2022 y junio del 2023 en el Lugo. Un mediocentro y volante de recuperación, equilibrio táctico, capacidad de pase, balón parado y llegada a situaciones de gol.
—¿Cómo se está sintiendo en su segunda temporada en el Zamora CF?
—La verdad que bien. Hemos hecho muchos fichajes y estamos todavía conociéndonos todos. Estoy contento en la ciudad, en el club y con ganas de que salga una buena temporada.
—¿Cómo es Juan Sabas como entrenador?
—Es un tipo muy cercano, tiene las ideas muy claras. Es un buen tipo, un buen entrenador. El día a día con él es bueno y estoy muy contento con él desde que llegué por la confianza que me transmite y por todo.
—Usted puede jugar de seis y de ocho, así como de mediocentro único o acompañado. ¿Realmente dónde se encuentra más cómodo?
—Mientras me ponga el míster no hay problema (se ríe), pero cuando era más joven jugaba más de único seis. Desde mi última temporada en Cartagena y cuando llegué a Lugo empecé a jugar más de ocho y me encontré muy cómodo en esa posición.Siempre que jugamos con dos en el medio suelo estar más cómodo que de seis, pero, cuando me toca hacerlo, también es una posición que conozco bien porque he jugado mucho de seis. La temporada pasada me tocó alguna vez.
—¿Qué cualidades destaca de su actual compañero Erik Ruiz, ex CD Lugo?
—Me ha sorprendido muy para bien personalmente. Es un gran tío. Futbolísticamente nos va a venir muy bien, tiene mucho carácter, con poso en la categoría y se nota a la hora de jugar con él. Tiene buena salida de balón y, al ser zurdo, te da más salidas por el centro. Ha estado bastante bien en los primeros partidos y puede ayudar mucho con esa jerarquía que tiene. Habla mucho en el campo y eso siempre suma.
—Usted marcó tres goles la temporada pasada, su tope goleador con un equipo sénior. ¿Por qué?
—Hacía mucho tiempo que no entraba en el balón parado. En la Ponfe me tocó más sacar el balón parado en algunos momentos, y en el Lugo también, o bien quedar al rechazo porque teníamos jugadores con gran envergadura. En el filial del Rayo Vallecano sí hice ocho o nueve goles, entraba mucho en el balón parado y la temporada pasada pude volver a entrar. Hice dos goles de esta manera y, pese a no ser muy alto, no tener mucha estatura y no ser el mejor en duelos aéreos, sí que me puedo mover bien en el área en estas jugadas sucias, por así decirlo.
—¿Qué opinión tiene del Lugo actual?
—Contra el Castilla les pude ver la primera mitad. Vi un equipo que se ha reforzado bastante bien, tiene jugadores con mucho peso, con mucha experiencia, y esto al final también es importante. Su entrenador estuvo aquí en el Zamora, he escuchado hablar muy bien de él y de su trato de balón, así como de cómo suelen jugar mucho sus equipos. Es un equipo que le puede pasar como a nosotros, tiene muchos fichajes, se tienen que ir conociendo y se tienen que ir haciendo. Va a ser uno de los equipos que en teoría debería estar arriba, tanto por nombre como por jugadores y por ciudad.
—¿Algún jugador del Lugo le llama especialmente la atención?
—Con Marc Martínez coincidí en la época del Cartagena y es un portero muy, muy bueno y es espectacular para la categoría. También te podría decir míticos. Con Lago Junior y con Iker Unzueta arriba es un equipo muy compacto, pero si tengo que decir uno te diría Marc (Martínez) porque trabajé con él en el día a día, lo conozco y es un tío que se cuida en todo a la perfección, es un gran profesional y, además, es un buen tío.
—¿Cómo recuerda su vuelta al estadio Ángel Carro con la Ponferradina hace dos temporadas?
—Pues fue un poco raro porque la temporada pasada estuve sancionado y, como dices, jugué con la Ponfe hace dos temporadas. Yo firmé tarde con la Ponfe, cuando fui a Lugo fue un partido que salí desde el banquillo, encima como que me lesioné y fue un momento que no me dio tiempo casi ni a saborearlo. Me quedé un poco con esa espinita. La temporada pasada me tocó ciclo de tarjetas y me tocó verlo fuera. Me tocó aprovecharlo para comer en los restaurantes de Lugo que nos gustaban a mi chica y a mí. Pero me quedé con esa espinita de haber podido jugar más en mi visita a Lugo.
—¿Cómo valora su etapa en el Lugo? En la primera media temporada con Rubén Albés como entrenador, usted es un jugador muy importante y muy querido. En la segunda, el equipo tiene una racha muy negativa en la segunda vuelta después de una competitiva primera vuelta.
—Mi temporada y media allí son dos épocas muy distintas. Una, como bien comentas, es con Rubén (Albés) y mis características iban muy bien a lo que jugaba el equipo, a lo que Rubén demandaba y para mis cualidades. Me adapté muy bien también por el buen vestuario que había, que me lo puso muy fácil. Luego es cierto que la otra temporada no estuvimos mal en la primera mitad de temporada. Incluso, con la llegada de Fran Justo, conseguimos un nivel competitivo muy alto. La segunda vuelta de la temporada no fue como ninguno deseábamos. La marcha de Chris (Ramos) nos hizo daño. Me fastidió haberme ido con ese mal sabor de boca, pero también hay momentos y hay temporadas que no te salen las cosas. Fue un momento bastante complicado porque, además, yo tenía otro año de contrato en Lugo y, al descender, lo perdí. Me dejó un sabor de boca feo porque en la ciudad estuve muy a gusto, me gustó mucho el club, la ciudad, la gente y todo.
—¿Cuáles son los rincones de Lugo que más le gustan?
—Pues si tuviera que decirte uno, porque además es un gran amigo, te diría el (Mesón) Lubre, del gran Rubén. Pasé ahí bastante tiempo, incluso la temporada pasada cuando fuimos a jugar a Lugo me pasé a verle. Era uno de mis sitios favoritos. Luego, cerca del estadio, me gusta toda esa zona para pasear. Antes del partido de la temporada pasada dimos un paseo por allí, te lleva a recuerdos antiguos y te da mucha nostalgia.
—¿Cómo es Rubén Albés como entrenador?
—Es un entrenador de los que más me ha gustado y me ha impresionado a la hora de analizar los partidos, de ser muy concreto en lo que quería, las dos o tres cuestiones que decía que iban a pasar en el partido siempre acababan pasando. Yo le guardo un buen recuerdo porque, además, me acuerdo que cuando firmé allí fue muy claro conmigo de lo que quería de mí y de lo que creía que yo podía aportar al equipo porque, cuando llegas a final del mercado de enero, a veces es complicado adaptarte a un sitio y a un entorno nuevos. Fue muy fácil, tanto con él como con su cuerpo técnico. En esos meses aprendí mucho y disfruté mucho.
—¿Qué le dijo Rubén Albés cuando le fichó?
—Me explicó el rol que quería de mí dentro del equipo, esa posición que jugábamos nosotros en 5-2-3 en defensa y al atacar era un 4-3-3. Él creía que me podía adaptar por mis características jugando un poco más adelante. En esa primera parte de la temporada en Cartagena yo había jugado algunos partidos en un perfil así parecido, a veces incluso detrás de Rubén Castro. Me explicó lo que quería, me acuerdo que me puso vídeos y todo fue muy sencillo a la hora de adaptarme.
—¿Con qué compañeros del Lugo tuvo más empatía futbolística?
—Con Chris Ramos hicimos muy buena relación tanto dentro como fuera del campo. También era fácil adaptarte a jugar con él porque es un tremendo animal. Entonces, era mandarle el balón para que él corriera, era muy fácil. Esa media primera temporada jugamos con (Carlos) Pita, Xavi Torres, (Josep) Señé y con Juanpe (Jiménez). Teníamos jugadores en el medio del campo que veían muy bien el fútbol, era fácil adaptarte a jugar con ellos y te entendías muy fácilmente.
—En su segunda temporada en Lugo, ¿qué momentos positivos y enseñanzas destaca con los diferentes cuatro entrenadores?
—Destaco el partido en casa que ganamos contra el Leganés en casa con Hernán (Pérez), el equipo estuvo muy bien. Luego, nos costó repetir esos partidos. Esa primera parte de la temporada me acuerdo que la hicimos muy buena, pero luego nos costó darle continuidad. Con Fran Justo recuerdo el partido en Santander, que también ganamos, la forma en la que el equipo estaba trabajado con Fran, asegurábamos muy bien nuestros defectos y nuestras virtudes. Intentábamos exprimir nuestras virtudes. Fran Justo nos hacía competir muy, muy bien. Con Íñigo Vélez me acuerdo de su claridad sobre lo que quería cuando llegó. Es verdad que ya quedaba poco para que acabara la temporada y era todo muy complicado. Me acuerdo que fuimos al campo del Alavés. Él fue capaz de distraernos un poco cuando llegó y que pudiéramos competir bien en una situación tan complicada.
—¿Cómo fue su relación con la afición del Lugo? Mi sensación es que era uno de los jugadores favoritos.
—Me dolió mucho cómo acabó mi etapa allí, se me quedó una espinita clavada porque estuve muy a gusto y me sentí, como tú bien has dicho, muy querido por toda la afición. Me sentí muy querido, muy apreciado. Incluso lo notaba mi familia cuando venía a Lugo y eso siempre es algo que te ayuda y te suma cuando estás lejos de casa. Estuve muy a gusto en Lugo. La temporada pasada fui a Lugo un poco antes a echar el día con mi pareja para disfrutar de la ciudad porque allí fui muy feliz.
—¿Qué detalles recuerda de su debut en Primera División con el Rayo Vallecano?
—Me acuerdo de salir al campo, ver a (Álvaro) Negredo y ver que es un auténtico animal, era como un súper héroe para mí porque lo veía a mi lado y me parecía enorme. Y me acuerdo de él por haber estado jugando a la PlayStation un mes antes con mis amigos. Ese día fue muy todo muy rápido. Me acuerdo que Paco Jémez me dijo que disfrutara cuando iba a salir al campo. Cuando eres muy joven pasa todo muy rápido y no te da tiempo casi ni a saborearlo porque tienes que entrar, por los nervios y por todo.
—¿Cómo es Paco Jémez como entrenador?
—Me dio un poco de rabia. Al final, las cosas son como son, yo era demasiado joven para haber podido aprender mucho más porque yo tenía 17 años desde que empecé a vivir con ellos. Debuté con 18 años. Todavía eres muy joven y no eres tan consciente. En la cantera del Rayo casi todos los equipos jugábamos igual que el primer equipo. Me hubiera gustado haber estado con él en otra etapa de mi vida y haber podido aprender mucho de él.
—En ese Rayo Vallecano coincidió con Jozabed Sánchez, ex del Lugo, y con el lucense Roberto Trashorras, ex primer entrenador del primer equipo y del filial del Lugo. ¿Cómo los recuerda?
—Sí, cuando estaban ellos yo subía mucho con el primer equipo. Jozabed y Trashorras eran de los jugadores en los que te fijabas. Me gustaba mucho cómo Jozabed entendía el fútbol a la hora de llegar al área. En la temporada de mi debut hizo varios goles.
—Su padre Jesús fue portero histórico del Inter FS y de la selección española. ¿Qué aprendió de su padre? ¿Qué influencia tuvo en su carrera deportiva?
—Tuvo mucha influencia porque hay que tener en cuenta que son dos deportes distintos, pero que a la vez son tan parecidos. Tuvo mucha influencia también en ser la persona que soy, ya no solo fuera del campo, sino también a nivel competitivo, a nivel de vestuario y de cuidarte fuera del campo en todo lo que engloba ser un futbolista. También aprendí a disfrutar el día a día porque, al final, esto se acaba algún día y, por lo menos, irte con el buen sabor de haber disfrutado siempre o, por lo menos, haberlo intentado siempre.
—¿Influyó su padre o no en su decisión de jugar al fútbol y no al fútbol sala?
—Pues ahí no te creas que tuvo mucha influencia porque yo jugaba al fútbol sala en mi colegio, un verano tenían que trabajar mis padres y me apunté al campamento del Atlético de Madrid, que estaba al lado de casa. De ahí me seleccionaron para la cantera del Atlético. Entonces, tampoco tuve mucho que elegir y mi padre tampoco. Eres pequeño, vas a un campamento, te lo pasas bien y respondes que sí cuando te dicen que si quieres jugar en el Atlético. Fue un poco por azar o por suerte.
—Su padre jugó cuatro temporadas contra el Azkar Lugo FS e incluso una final de Copa de España en 2005, en su última temporada como profesional. ¿Su padre le hablaba de recuerdos en Lugo y contra el Azkar Lugo?
—Sí que lo comentamos mucho cuando fiché por el Lugo. Me decía que el Azkar Lugo era un equipo complicado. Yo también me acuerdo. Y me acuerdo que cuando él luego estuvo de director deportivo hablamos de un chico joven que jugaba en Lugo, era rubio y lo habían seguido alguna vez. Hablamos un poco de fútbol sala en general.