A Coruña tiene su Guggenheim y lo firmó Isozaki

A CORUÑA

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XOSE CASTRO

La Domus fue definida por el arquitecto nipón galardonado con el Pritzker como una de sus «obras maestras»

07 mar 2019 . Actualizado a las 19:57 h.

La historia de Arata Isozaki (Tokio, 1931) con A Coruña comenzó a unos 10.000 kilómetros de distancia. Los que separan la ciudad herculina de la prefectura de Toyama, donde el gallego César Portela recibió a comienzos de los 90 el encargo de construir el puente Shinminato. «Fue ahí donde conocí a Isozaki», recuerda el Premio Nacional de Arquitectura. Portela fue su primera conexión con Galicia. «Él había realizado varios proyectos en Barcelona cuando lo llamaron del Ayuntamiento para proponerle la ejecución de la Domus. Isozaki me preguntó si yo podría trabajar con él desde Galicia», añade el pontevedrés, que asumió la dirección de obra. El inmueble es una de las obras culmen del nipón, que acaba de ser galardonado con el Pritzker, el considerado como Nobel de la arquitectura.

El edificio con forma de una vela hinchada que mira a la ensenada coruñesa se inauguró en 1995 y protagonizó portadas de revistas internacionales. Cosechó premios en todo el globo y para A Coruña se convirtió en un símbolo. «O contido está á altura do envoltorio», afirma Marcos Pérez Maldonado, el director de los Museos Científicos Coruñeses. «Cando viu á cidade por primeira vez, Isozaki visitou a Casa das Ciencias, aberta no 85. Foi ver os usos que lle dabamos, divulgación científica non elitista, o que o convenceu. Na Domus íase facer iso mesmo», añade Maldonado. La antes llamada Casa del Hombre fue el primer museo interactivo dedicado al estudio del ser humano.

Para los museos, el Premio Pritzker al autor de una de sus casas es «un orgullo». Una distinción que los hace, si cabe, aún más internacionales. «La Domus es una de sus obras maestras, él mismo lo reconoció», desvela el exalcalde socialista Francisco Vázquez. Sin duda, él fue uno de los responsables del hito museístico. «Aceptó ser el arquitecto por el museo que queríamos hacer. Me preguntó cuánto dinero teníamos. Se lo dije y él respondió que solo costaría eso más el 10 % de su sueldo. Venía de hacer el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles. No pidió ni una peseta más», resalta Vázquez. El presupuesto rondó los nueve millones de euros.

«Pocas veces, detrás de un gran arquitecto hay un gran hombre. Es su caso. El premio que ha recibido es muy merecido. En su obra, la Domus juega un papel fundamental. Él siempre dijo que era uno de los proyectos que más alegrías le había proporcionado», destaca César Portela.

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XOSE CASTRO

El edificio con forma de vela recuperó una fachada degradada del litoral coruñés 

La ubicación no era la más idílica. Aunque las vistas al mar abruman, la fachada atlántica de A Coruña era entonces algo así como el trastero de la ciudad. El lugar reservado para la Domus, una vieja cantera abandonada. «Picasso tenía un dibujo de este rincón de la bahía visto desde las Esclavas. También Llorens. Se los enseñé y eso le gustó», rememora Francisco Vázquez. El entonces alcalde se envalentonó y apostó a lo grande. El museo tenía que llevar la firma de uno de los ilustres de la arquitectura. Solo había que convencerlo.

El día que nevó

El primer día que Isozaki pisó A Coruña nevaba. «Era febrero o marzo. Él se asustó. Dijo que tenía que tirar su boceto porque ‘no pensaba que esta fuera una ciudad de un clima extremo’», sonríe Vázquez. «Ya le dije que no tirara nada porque esto pasa cada treinta años», completa. El exregidor define el edifico como una «simbiosis de la tradición oriental y la occidental». El pontevedrés César Portela, el director de obra, fue el encargado de galleguizar el inmueble. Los materiales estrella que lo visten son pizarra y granito gallegos. «Botero, el escultor, quedó impresionado por la sencillez de sus trazos», subraya Vázquez.

Otro de los implicados en el desarrollo del espacio fue su ideólogo, Ramón Núñez Centella. «En el libro de oro de los museos, Isozaki escribió: ‘El futuro del hombre puede empezar aquí, en A Coruña’», presume el exdirector de los Museos Científicos Coruñeses. Europa estaba sumida entonces en la Guerra de los Balcanes. «É unha frase que se pon nun libro de honra. O futuro do home claro que non arrinca na Coruña, pero si pasa pola proxección das ideas que están expresadas na Domus», concluye Marcos Pérez Maldonado.

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César Quian

El proyecto

 Arata Isozaki ya era un arquitecto de prestigio mundial cuando aceptó el encargo coruñés que firmó con el gallego César Portela. «Estos arquitectos no hacen este tipo de proyectos por dinero, ¡que no lo había!», descata Ramón Núñez, exdirector de los museos, con Isozaki en la foto de la izquierda. A la inauguración de la Domus en 1995 «acudieron siete premios Nobel», resalta el entonces regidor Francisco Vázquez.

La Domus es una de sus obras maestras, él mismo lo reconoció