Las superbacterias provocan cada año 650 ingresos «especiales» en el Chuac

R. DOMÍNGUEZ A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

La mortalidad por resistencias a antibióticos es del 15 %. Al año detectan 300 casos nuevos

26 nov 2019 . Actualizado a las 08:10 h.

Son microscópicas, pero pueden ser letales y nosotros mismos las hemos hecho más fuertes por el mal uso de los antibióticos. Las bacterias, esos patógenos que no se ven pero matan, centran esta semana una campaña de sensibilización que se desarrolla en ocho hospitales de España, entre ellos el Chuac, y que ayer convocó en el vestíbulo del hospital a los responsables de los servicios que tratan de hacer frente a infecciones que se han hecho resistentes a los fármacos y para las que, a veces, ya no existe tratamiento posible. 

Solo en el Chuac, donde «uno de cada tres pacientes hospitalizados hoy necesita antibióticos», subrayó José María Gutiérrez, adjunto de Farmacia, cada año se registran 650 ingresos en condiciones especiales por ser portadores de bacterias multirresistentes. Estos pacientes han de mantenerse en aislamiento y con medidas de protección, ya que no solo la mortalidad por esas infecciones se sitúa en torno al 10-15 %, sino que las superbacterias que evolucionan para hacerse intratables pueden propagarse y contagiar al resto de los enfermos, sobre todo si se trata de personas sensibles o inmunodeprimidas. 

«Sabemos las cifras del ébola, pero no que en Europa 2.100 personas murieron por una bacteria en el 2015»

Aunque el hospital coruñés cuenta con un sistema de alertas, de modo que cada vez que entra en el centro un portador salta un aviso, cada año se detectan en el Chuac alrededor de 300 casos nuevos, es decir, 300 personas afectadas por una bacteria que ya no responde a tratamientos convencionales y que «deben ingresarse en habitaciones individuales, con uso de mascarillas, guantes y medidas específicas de seguridad», explicó María José Pereira, jefa de Medicina Preventiva. 

«Lo que yo haga con mi salud sí afecta a los demás», insistió el jefe de Enfermedades Infecciosas, Enrique Míguez, que recordó que «esto no es solo una responsabilidad de los médicos, sino de quienes sufren una infección». Porque tomar mal o cuando no se debe los antibióticos acaba provocando que las bacterias aprendan y se hagan inmunes al arsenal terapéutico.

El Chuac cuenta con un equipo de control, dirigido por los jefes de Medicina Preventiva, Enfermedades Infecciosas, Farmacia y Microbiología, que interviene en cada caso para tratar, en ocasiones suspendiendo terapias y en otras ampliándolos o recurriendo incluso a fármacos antiguos con mayor toxicidad. El mismo equipo intenta también actuar para prevenir una deriva que «puede dejarnos sin fármacos que fueron un descubrimiento clave de la medicina del siglo pasado», explicó Germán Bou, el responsable de Microbiología. Él aportó la clave para los enfermos: «Los antibióticos siempre bajo prescripción médica y en las dosis y el tiempo indicados por el médico», recalcó.

Recordó también Bou que una sola bacteria es capaz de «generar múltiples infecciones difícilmente tratables», desde respiratorias a urinarias o meningitis, y subrayó que «el dato de las muertes por resistencias a antibióticos es un dato soterrado, que se desconoce, pero la gente debe saber que las bacterias matan». Míguez apuntó que no solo se trata de patógenos cuyo tratamiento «puede suponer todo un desafío», sino que pueden provocar brotes hospitalarios «con una mortalidad nada despreciable, importantes costes sanitarios y que pueden provocar un grado de dependencia relevante porque los pacientes pueden quedar con limitaciones importantes».

Como ellos, también María José Pereira, jefa de Medicina Preventiva, apeló a la colaboración de todos «también de la población» para hacer frente a un problema que «no es de futuro, sino de presente» y recordó la necesidad de ampliar el control del consumo de antibióticos a nivel médico, pero también en la industria alimentaria y veterinaria.