La ciudad llora a su principal estudioso de la música

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Julio Andrade Malde
Julio Andrade Malde MARCOS MÍGUEZ

28 mar 2020 . Actualizado a las 22:49 h.

«Compositor diletante. Entomólogo aficionado. Soy también Diplomado en Gemología por Barcelona y Gran Bretaña». Así se definía en la redes sociales, con su dosis de ironía, Julio Andrade Malde (A Coruña, 1939), testigo y narrador de la historia musical de A Coruña, donde fallecía en la madrugada del sábado.

Licenciado en Derecho, su andadura profesional comenzó de muy joven en el negocio familiar, la joyería Malde, aunque pronto centraría su carrera en la banca, a la que dedicó su vida activa en el ya desaparecido Banco Pastor.

El gusto por la composición de Julio Andrade, padre del periodista y subdelegado de La Voz en A Coruña, Alfonso Andrade, era «totalmente vocacional» y había nacido, antes que la crítica musical, de la gran afición a la música que había en su familia. Así lo recordaba hace cuatro años cuando el tenor Joaquín Pixán decidió grabar la obra íntegra de Andrade al considerar que «había allí composiciones de gran interés». Entonces, contaba Andrade a Héctor J. Porto en este diario cómo había sido Maruja Gaos la gran profesora que le enseñara los rudimentos, sin olvidar las clases en la Escuela de Canto de Bibiana Pérez, soprano en el Teatro Real.

Decano de la crítica musical

«Posee un lenguaje compositivo muy personal y original, y una traducción exacta de los sentimientos líricos de la música que refleja los aspectos más sutiles de la poesía. Y muestra un inteligente tratamiento de la escritura vocal y una gran sofisticación del lenguaje pianístico». Esto decía Pixán de las composiciones de un Julio Andrade que se confesaba ilusionado como un crío ante la posibilidad de ver grabadas sus composiciones producto de «un hobby, porque las necesidades de la vida te marcaron otras prioridades».

Julio Andrade fue corresponsal de la revista Scherzo en París y en A Coruña así como de Ritmo en Madrid, además de crítico musical en varios periódicos, entre ellos La Voz de Galicia, donde comenzó a publicar sus reseñas en los años 60. El decano de la crítica musical gallega también es el autor de un buen número de artículos en revistas especializadas y de publicaciones como La Banda Municipal de A Coruña y la vida musical de la ciudad o el capítulo dedicado a Brahms en la Enciclopedia Salvat Grandes Compositores, este en colaboración con su hermano Roberto.

Compositor

Fue precisamente la Banda Municipal de Música de A Coruña, dirigida por Andrés Valero-Castells, junto con la coral polifónica El Eco, la que estrenó el 30 de abril del 2016 la revisión armónica del himno gallego que compuso Julio Andrade. «Creo que ha sonado de maravilla y que se ha cumplido el objetivo de dar otro relieve al precioso himno de Pascual Veiga, que me parecía que podía tener un ropaje más vistoso que le dé más posibilidades de salir fuera de Galicia para escucharse en todo el mundo», decía Andrade Malde tras el estreno en el Palacio de la Ópera y la calurosa acogida por parte del público.

Entre otras obras destaca también un trío de violín, violonchelo y piano que se estrenó en el año 2009 en el Circo de Artesanos; Na morte de Rosalía, para canto y piano, a partir de un poena de Curros Enríquez, o las canciones que le estrenaron el pianista Federico Mosquera y el propio Joaquín Pixán, con letras inspiradas en obras de Xosé Díaz Xácome, Pondal y Curros.

Conversador culto y afable, era un seguidor puntual de todos los eventos musicales de la ciudad. Dejaba traslucir la ilusión de gran aficionado a la música cada vez que la Orquesta Sinfónica de Galicia presentaba su programa anual y mientras lo hojeaba era capaz de empezar a tararear alguna de las obras previstas.

En el 2010, Andrade Malde publicó el que es considerado el trabajo más importante de los últimos años sobre el compositor Andrés Gaos: El gallego errante, una obra que le pidió el Consorcio para la Promoción de la Música, en el que recorre la vida de este compositor en un «excelente libro de síntesis», como fue calificado.

Como entomólogo realizó su aportación en lo que era su gran especialidad, los coleópteros, con trabajos específicos sobre el Carabus nermoralis, o el del Carabus galicianus que publicó la Revista de Entomología de Toulouse.