La policía tiene una orden: acabar con los principales traficantes en A Coruña

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Cabalar | EFE

En solo dos meses se produjeron más operativos y arrestos que en el 2021

21 may 2022 . Actualizado a las 23:42 h.

El alarmante aumento del consumo de heroína en los últimos años supuso un repunte de la criminalidad. Más atracos, robos, estafas... En el 2021 se cometieron un 34 % más de delitos que el año anterior. Eso se ve en algunos barrios, donde la inseguridad creció de manera notoria. Ante esta grave problemática, tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil aumentaron agentes y medios para luchar contra el tráfico de estupefacientes y no hubo semana sin una operación que golpease o acabase con un clan o un importante narco.

En estos últimos meses eliminaron puntos de venta de droga en Os Castros, Castrillón, Meicende, Monte Alto, Os Mallos, Sagrada Familia y Monelos, donde ayer mismo se presentaron en un conocido piso de la calle Vicente Aleixandre. El dispositivo sirvió para detener a tres presuntos traficantes y cerrar, al menos por una temporada, uno de los puntos que más toxicómanos atrae de esa zona de la ciudad. No es la primera vez que la Policía Nacional interviene en esa vivienda. Ya en el 2020 hubo otra redada que terminó con doce detenidos y la inautación de varias armas. La casa, justo a un lado del instituto de Monelos, fue señalada en el 2018 por familiares y amigos de un joven que supuestamente había adquirido en ella la droga que lo mató. Frente al portal se produjo una concentración que empujó a las autoridades a someter a vigilancia a los moradores que tantas veces se habían zafado de los operativos policiales. 

Meicende

También detuvieron hace unos días a un supuesto narco que vendía droga en su piso de la avenida de Oza. Y la Guardia Civil, el pasado día 7, se presentó en Meicende para asestar uno de los golpes más duros que recibió el clan de la Mora. Los agentes detuvieron a seis de sus miembros. Más allá de eso, este año fueron arrestados varios pequeños traficantes. La mayoría de ellos en Os Mallos y la Sagrada Familia.

Esas operaciones, pese a suponer un durísimo golpe para esas bandas más o menos organizadas, «no van a acabar con el consumo, desgraciadamente», apuntan fuentes policiales. Cuando un clan sufre una redada, los miembros que se han librado «toman las riendas». Porque no tienen otras fuentes de ingresos, hay que pagar a abogados y hacer frente a fianzas o multas. A veces se mudan a otra parte. Sin ir más lejos, el clan de la Mora desarticulado en Meicende procedía de las casas de San José. Y antes trapicheaba en Penamoa, el que fuera el gran supermercado de la heroína en el noroeste de España. Allí se concentraba la venta de esa sustancia en la ciudad. Cuando las máquinas tiraron abajo las chabolas, la droga se esparció por toda A Coruña y su área metropolitana. Ahora, muy a menor escala, ocurre lo mismo. Cuando se da un golpe al narcotráfico en un barrio, como el que se dio el mes pasado en Os Castros, los consumidores acuden a otro, trasladando el problema de la inseguridad.

Las denuncias vecinales sirvieron para desarticular varios puntos de venta de droga

Gran parte de los operativos policiales contra traficantes nacen de una denuncia anónima. De un vecino que ve cómo todos los días y a todas horas toxicómanos suben y bajan las escaleras de su edificio para visitar al del tercero o al del cuarto. «Son muchos los ciudadanos que llaman para alertar o informar de la presencia de un narcopiso o de alguien sospechoso. A nosotros nos sirve de gran ayuda», dice una fuente policial, que quiere dejar muy claro que esas denuncias son «totalmente anónimas y que sus nombres nunca aparecerán en papel alguno». Desde la Delegación del Gobierno animan a todo aquel que observe algo extraño en su edificio o en su bario, que lo ponga en conocimiento de las autoridades, que salvaguardarán su anonimato».

Operativos

También es cierto que esas informaciones que en ocasiones no pasan de una llamada al 091 solo son el germen de la operación. A partir de ahí, «hay que establecer un punto de vigilancia, poner cara a todos los que trapichean, solicitar órdenes judiciales y cruzar los dedos, porque muchas veces nos encontramos que en el momento la redada hallamos poca cantidad de droga», aseguran fuentes del 091.

De hecho, los traficantes se cuidan mucho de tener en sus manos o en los narcopisos cantidades significativas de sustancias. «Lo que hacen es tener a un recadero que se dedica a nutrir al punto de venta durante todo el día», añade un agente.