Los okupas toman el bajo, el primero y el segundo de un edificio en la calle Barrera de A Coruña y lo convierten en narcocasa
A CORUÑA
EEl tercero, propiedad del Ayuntamiento, y el cuarto tienen las puertas forzadas, pero no tienen a nadie residiendo en su interior
11 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La Policía Local se presentó este miércoles en el número 30 de la calle de la Barrera alertada por los vecinos de que el edificio de cuatro plantas estaba completamente okupado. Los agentes comprobaron que los dos primeros pisos estaban allanados (el segundo había sido desalojado hace dos años y ahora vuelve a estar usurpado). También se cercioraron de que en el tercero, propiedad municipal, y el cuarto estaban vacíos. De hecho, una montaña de escombro y madera complica el acceso a las viviendas superiores. No obstante, vecinos y propietarios del inmueble aseguran que, a veces, se ve a gente en esos pisos. Los okupas también abrieron un agujero en el patio de luces para acceder al meson que funcionaba hasta hace un año en el bajo.
En enero del 2022 solo estaban okupados el primero y el segundo. Fueron tiempos «peligrosos». Más allá de la venta de droga y del aumento de la delincuencia en la zona, el mesón que funcionaba en el bajo sufrió un incendio y una inundación. Ambos desastres provocados presuntamente por los okupas que tenía el hostelero encima y que le llevaron a cerrar el negocio.

En mayo de aquel año y gracias a una orden judicial se desalojó el segundo. Una veintena de agentes antidisturbios de la Policía Nacional se presentaron a primera hora de la mañana, llamaron a la puerta y, pese a que se escuchaba gente en el interior, no abrieron, por lo que tuvieron que llamar a un cerrajero. Ya dentro, se toparon con cuatro personas. Una de ellas no tenía identificación alguna y se la llevaron detenida. Los otros recogieron sus enseres y se fueron.
El que no se fue aquel día porque no se lo pidieron ni había orden de desalojo para echarlo fue el del primero, que siguió el operativo asomándose de vez en cuando a la ventana. Y ahí sigue, enganchado a la luz y al agua. Pero el okupa no solo roba electricidad, también la tranquilidad del vecindario. Denuncian la presencia de toxicómanos entrando y saliendo del edificio y temen que causen un incendio en una calle en la que los edificios son de madera. No solo los que tiene a derecha e izquierda en la misma calle de la Barrera, sino también en los inmuebles que comparten patio interior y dan a la calle San Nicolás. «Las posibilidades de que se produzca un incendio es altísima. La basura se acumula y los cuadros de la luz están en malísimas condiciones», denunció este miércoles un vecino.
El okupa del primero estaba solo en el edificio hasta hace unas semanas, cuando comenzaron a allanar de nuevo el resto de las viviendas. La Policía Local confirmó este miércoles que hay okupas en las dos primera plantas, pero los agentes no pudieron subir a las dos últimas por el mal estado en el que se encuentran las escaleras. Los dueños de los pisos aseguran que han sido allanados.
El inmueble de la calle Barrera pertenece a cinco propietarios. Uno por piso, más el del bajo, donde antes funcionaba uno de los bares más clásicos del tapeo coruñés. Hace unos años, esas personas habían asumido la instalación del andamio para evitar la caída de cascotes. Y en varias ocasiones se pusieron en contacto con el Ayuntamiento para proceder al arreglo de los desperfectos. Le pospusieron al gobierno local que agilizase los trámites para proceder a la rehabilitación del edificio de privilegiada situación.
El tercero del número 30 de la calle de la Barrera fue uno de los seis pisos que adquirió el gobierno local de la Marea en el 2017 en el polémico concurso anulado por irregularidades. Pagaron por él poco más de 60.000 euros. Era su «proxecto estrela», que consistía en la compra de seis viviendas para uso social. Pero el proyecto se estrelló. Varios de los pisos presentaban irregularidades. Trabas técnicas aparte, aquella adquisición puso contra las cuerdas a las autoridades cuando se descubrió que dos de los inmuebles habían sido comprados a uno de los firmantes del manifiesto político de la Marea.
Los dueños quieren rehabilitar el inmueble tras recuperar la propiedad
Solo una gran obra de rehabilitación evitará que el número 30 de la calle de la Barrera termine volviéndose una ruina. Sus cuatro pisos presentan importantes destrozos. Unos más que otros. Los propietarios se han reunido con el Ayuntamiento en varias ocasiones para agilizar todos los trámites que les permitan adecentar las viviendas. Pero lo primero será desalojar del inmueble a las personas que lo okupan.
Ya no es que la fachada tenga un andamio de arriba a abajo, es que las escaleras —carece de ascensor— no están en las mejores condiciones. Los últimos residentes abandonaron las viviendas hace más de 15 años y ahí quedaron, sin ningún tipo de conservación.
Reuniones en María Pita
El Ayuntamiento convocó en su día a todos los propietarios y desde entonces se sucedieron las reuniones sin que, por ahora, fructifiquen. Mientras los dueños exigen que el edificio, una vez desalojado por completo, sea rehabilitado de arriba a abajo, en un principio el gobierno local prefería que la reforma se limitase a unas obras de conservación.
Los propietarios también apuestan por instalar un ascensor y hacer el inmueble accesible. De hecho, el Ayuntamiento, de querer usarlo como vivienda social, tendría que eliminar las barreras arquitectónicas.
El problema es que ahora hay que volver al principio. Cada uno de los propietarios que en estas últimas semanas vieron cómo hacían un boquete al tapiado para hacerse con la vivienda, tendrán que presentar una demanda. Los del tercero y del cuarto ya lo han hecho.