Bautismos de surf en el Orzán: «No es muy difícil, solo tragas mucha agua, pero te acostumbras rápido»

María Rey / A. A. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Primer contacto con el surf para un grupo de niños en la playa

23 ago 2024 . Actualizado a las 19:27 h.

La playa del Orzán, en A Coruña, a la altura de la fuente de los Surfistas, fue el escenario elegido para que un grupo de niños coruñeses, de entre 12 y 17 años, vivieran su primera experiencia surfista. De 10.00 a 13.00 horas, dos monitores les explicaron las nociones básicas del deporte. Antes de probar lo aprendido en el agua, practicaron sobre la arena.

«Es una actividad que se hace para la juventud, como una forma de ofrecer ocio alternativo», comentaba Martín López, coordinador de Axiña Servicios Deportivos. La empresa, en colaboración con Marea Surf, que trabaja para el Ayuntamiento y cuya sede se encuentra en Santa Cristina, fue la encargada de organizar el evento.

Uno de los monitores de Marea Surf, Juan Latorre, explica que «es un curso de iniciación al surf, una primera experiencia para casi todos estos chicos. Intentamos explicarles cómo son las bases del deporte, tratamos también de responder preguntas acerca de cualquier aspecto que les interese, tanto del deporte en sí como de cómo es la vida de un surfista, cómo se suelen hacer las prácticas y dónde, las playas, equipamientos... Y luego les damos una pequeña iniciación o bautismo en el agua, para que cojan las primeras sensaciones».

Por otro lado, «les explicamos cómo entrar al agua, la forma correcta. Les enseñamos la remada básica y el take off, que es ponerte de pie en la tabla, remar y coger tu primera ola. En este caso, vamos a estar en las espumas, ni siquiera vamos a las olas, no podemos ir a lo que se llama el pico, porque estos chicos primero tienen que curtirse en la orilla», declaró Latorre.

¿Dominando el mar?

Tania, madre de Maya, una de las niñas apuntadas al curso, confesó: «Vine un poco en plan madre histérica. Porque es la primera vez, y son pequeñas. Y con estas olas no me da mucha confianza. Si hubiera bandera verde…». Su hija Maya bromeaba con su amiga Antía: «Cuando se lo dijimos a nuestros padres, nos dijeron: “Vale, os apuntamos, pero si os matáis, no es nuestra culpa”. Y ahora sí estamos nerviosas, porque… Sabemos que nos vamos a matar», decía entre risas.

Para un mayor control de los alumnos, decidieron dividirlos en dos grupos: así, cada monitor quedaría al cargo de seis niños. Tras el turno del primer pelotón, de unos cuarenta minutos de duración, Latorre, enfundado en un neopreno empapado, manifestó que los vio «muy bien, hay uno que surfea muy bien ya». Al ver salir a dos de las pupilas del mar, bromeó: «¿Qué tal, chicas? Pescasteis alguna lubina? Porque alguna iba con la boca abierta».

Daniela, de 13 años, terminaba la experiencia cansada, pero «repetiría experiencia, sin duda. Y Juan, el monitor, un encanto. Me ayudó un montón». Realmente no era su primera vez: «Me había montado en una tabla de surf antes, pero siempre me caía, así que no cuenta. No es muy difícil, solo tragas mucha agua, pero te acostumbras rápido», comentaba entre risas, emocionada y sin resuello.